EN VOS CONFÍO

Boletín de los devotos de la Divina Misericordia
de la Capilla Santa Ana


Meditación del Papa Benedicto XVI pronunciadas durante el rezo del Ángelus, el domingo 28 de noviembre de 2010 en la Plaza de San Pedro.

En el Adviento, la Iglesia inicia un nuevo Año Litúrgico, un nuevo camino de fe que, por una parte, hace memoria del acontecimiento de Jesucristo, y por otra, se abre a su cumplimiento final. Es precisamente desde esta doble perspectiva que se vive el Tiempo de Adviento, mirando tanto a la primera venida del Hijo de Dios, cuando nació de la Virgen María, como a su vuelta gloriosa, cuando vendrá a “juzgar a vivos y muertos”, como decimos en el Credo.

Sobre este sugestivo tema de la “espera” quisiera ahora detenerme brevemente, porque se trata de un aspecto profundamente humano, en el que la fe se convierte, por así decirlo, en un todo con nuestra carne y nuestro corazón.

La espera, el esperar, es una dimensión que atraviesa toda nuestra existencia personal, familiar y social. La espera está presente en mil situaciones, desde las más pequeñas y banales hasta las más importantes, que nos implican totalmente y en lo profundo. Pensemos, entre éstas, en la espera de un hijo por parte de dos esposos; la de un pariente o de un amigo que viene a visitarnos de lejos; pensemos, para un joven, en la espera del éxito en un examen decisivo, o de una entrevista de trabajo; en las relaciones afectivas, en la espera del encuentro con la persona amada, de la respuesta a una carta, o de la acogida de un perdón...

Se podría decir que el hombre está vivo mientras espera, mientras en su corazón está viva la esperanza. Y al hombre se le reconoce por sus esperas: nuestra “estatura” moral y espiritual se puede medir por lo que esperamos, por aquello en lo que esperamos.

Cada uno de nosotros, por tanto, especialmente en este Tiempo que nos prepara a la Navidad, puede preguntarse: yo, ¿qué espero? ¿A qué, en este momento de mi vida, está dirigido mi corazón? Y esta misma pregunta se puede plantear a nivel de familia, de comunidad, de nación. ¿Qué es lo que esperamos, juntos? ¿Qué une nuestras aspiraciones, qué las hace comunes?

En el tiempo precedente al nacimiento de Jesús, era fortísima en Israel la espera del Mesías, es decir, de un Consagrado, descendiente del rey David, que habría finalmente liberado al pueblo de toda esclavitud moral y política e instaurado el Reino de Dios. Pero nadie habría nunca imaginado que el Mesías pudiese nacer de una joven humilde como era María, prometida del justo José. Ni siquiera ella lo habría esperado nunca, pero en su corazón la espera del Salvador era tan grande, su fe y su esperanza eran tan ardientes, que Él pudo encontrar en ella una Madre digna. Del resto, Dios mismo la había preparado, antes de los siglos.

Hay una misteriosa correspondencia entre la espera de Dios y la de María, la criatura “llena de gracia”, totalmente transparente al designio de amor del Altísimo. Aprendamos de Ella, Mujer del Adviento, a gestionar los gestos cotidianos con un espíritu nuevo, con el sentimiento de una espera profunda, que solo la venida de Dios puede colmar.

Jesús Misericordioso en Chile

Cruzaron la cordillera para regalar la imagen de Jesús a "los 33"


Querían estar antes del rescate para acompañar a las familias de los mineros, pero por motivos de trabajo no pudieron. Sin embargo, el sábado emprendieron rumbo desde Córdoba, Argentina, con un sólo objetivo: Entregar las 33 imágenes de Jesús a los mineros.

El domingo fue el Día de la Madre en el vecino país, pero Walther Mercedes Domínguez (de La Para), Daniel Dahbar Leyra (de Anisacate) y Luis Alberto Vita (de Córdoba capital), lo pasaron lejos de sus familias porque venían atravesando la cordillera para llegar a Copiapó, donde concretaron más de 1.500 kilómetros.

Walther fue el de la idea, y cuando le comentó a sus amigos, no dudaron en acompañarlo para "hacerme el aguante", contó.

Este argentino recordó que en su pueblo y también junto a su familia "se hizo vigilia, cadenas de oración, un apoyo impresionante".

Del accidente, Luis Vita rescató que "yo miro el lado positivo de las cosas, toda desgracia hace que se saque algo bueno. En este caso el pueblo chileno demostró y puso todo su empeño en poder sacar a los mineros. Creo que con esto no solo Chile, sino que muchos lugares que tienen algún tipo de actividad riesgosa, van a revisar sus leyes, la seguridad".

Por su parte, Daniel Dahbar indicó que "se puso de manifiesto la calidad del ministro de Minería (Laurence Golborne) que tienen ustedes, acompañado del Presidente (Sebastián Piñera), lo que hizo el ministro realmente vale destacar, dio una lección al mundo".

Walther es paramédico, y antes de viajar vio a una paciente y le contó sobre su idea. En ese entonces, la señora le regaló una imagen de Jesús, y "conversando con la doctora porque a ella también le obsequió uno, le digo que iba a sacar una nota porque al dorso tiene escritos de los rezos, entonces las iba a sacar para imprimir y traérselas a los mineros, cuando la señora me dice 'espéreme un momento que tengo más porque mi hermano es sacerdote y los bendice'. Ya nos había dado dos, uno a la doctora y otro a mi, entonces cuando los trae y empieza a contar, eran 33 imágenes. Ahí me agarré la cabeza y la doctora también porque era increíble porque se hablaba del número 33".

Una nueva muestra de ese milagroso e histórico número, esta vez desde más de mil kilómetros de distancia, pero con la misma fe que se vivió en el campamento "Esperanza".

Finalmente, ayer estos tres argentinos completaron su objetivo porque gentilmente el minero Carlos Barrios junto con su padre don Antenor, llegaron hasta Diario Atacama para recibir el obsequio de los trasandinos y compartir con ellos. En la oportunidad, uno de "los 33 de Atacama" agradeció el gesto y conversó sobre el aventurero viaje que emprendieron desde Córdoba. Ahora, con la misión cumplida, Walther, Daniel y Luis, emprendían hoy el viaje de regreso, pero antes quisieron agradecer a Carlos Barrios, y también a Ricardo León, un chileno que los vio alrededor de 60 kilómetros al llegar a Copiapó, cuando Daniel se había quedado sin combustible. León, contaron los trasandinos, "nos fue a buscar nafta (gasolina) a Tierra Amarilla y luego regresó y nos remolcó hasta la casa de su suegra, la señora Nelly. Estamos muy agradecidos de ellos".

En Vos Confío Nº 1

Boletín de los Devotos de la Divina Misericordia
de la Capilla Santa Ana

Córdoba, 12 de noviembre de 2010

Las oraciones que componen la Coronilla
Por Mons. Ignacio Rózycki
(Adaptación)

Las fórmulas que se recitan en la coronilla son tres: “Padre Eterno, yo te ofrezco….”, “Por su dolorosa pasión….”, y “Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal….”
¿Qué significado tienen estas fórmulas?

La primera, (“Te ofrezco el cuerpo y la sangre”, etc.) está plenamente de acuerdo con la doctrina católica de la Fe. Encontramos esta misma fórmula en la oración dictada por el Ángel a Lucía, Jacinta y Francisco en 1916: “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido….”
La Iglesia reconoció como sobrenaturales las apariciones de Fátima, lo que no hubiera podido hacer si esta fórmula hubiera sido contraria o peligrosa para la Fe.
Lo que ofrecemos a Dios Padre en esta fórmula, no es simplemente - sin más explicaciones y definiciones-, la divinidad, que es la naturaleza común del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Sino que el objeto de la ofrenda es la divinidad propia de Jesucristo, Hijo de Dios Encarnado, segunda Persona de la Trinidad, Jesucristo entero: todo su cuerpo y toda su alma entregados en oblación y sacrificio. Por eso es que, cuando rezamos esta Coronilla y decimos estas palabras, nos unimos al sacrificio de la cruz, realizado por Cristo, para nuestra redención.

Y cuando subrayamos en esta fórmula que es Él, el Hijo amado, a quien ofrecemos a Dios Padre, nos referimos al amor que tiene el Padre para con su Hijo, que sufrió por nosotros. Consecuentemente, nos referimos también al amor que tiene el Padre Eterno a todos los hombres; a este amor que culminó, precisamente, en la dolorosa Pasión de Jesús. En otras palabras: recurrimos al motivo más fuerte para ser escuchados por Dios.

Y cuando decimos: “Por su dolorosa Pasión”, queremos decir brevemente: “que no sea en vano tanto esfuerzo, tan martirio”.

La fidelidad al texto y al espíritu de la devoción exige que pidamos siempre “por nosotros y por el mundo entero”. Pide que usemos el plural nosotros, es decir: el que está rezando, aquellos por los que especialmente quiere rezar y aquellos por los que debe rezar. El mundo entero abarca a todos los que vivimos y a todas las almas del purgatorio. Incluso cuando rezamos la coronilla solos, es necesario emplear el plural nosotros. Procediendo de esta manera, cumplimos el acto de misericordia imprescindible para alcanzar la Misericordia de Dios. En el caso de que alguien rezando la coronilla pidiera misericordia únicamente para sí mismo, tal oración sería contraria a la voluntad de Cristo, y no sería un acto de la devoción; por lo tanto, el que así reza, no lograría los beneficios que Cristo vinculó con el rezo perseverante de la Coronilla en la revelación número 48: “Por el rezo de este rosario me place dar todo lo que me pidan”
Encomendemos a la Santísima Virgen María, Reina de todos los Rosarios, nuestras mejores intenciones de practicar las obras de misericordia y nuestro ferviente anhelo ser merecedores de la Misericordia de su Hijo.

En Vos Confío Nº 0

Boletín de los Devotos de la Divina Misericordia
de la Capilla Santa Ana

Córdoba, 10 de setiembre de 2010


Creo en la misericordia divina
Por el P. Fernando Pascual

La palabra misericordia tiene su origen en dos palabras del latín: miserere, que significa “tener compasión”, y cor, que significa “corazón”. Ser misericordioso es tener un corazón compasivo. La misericordia, junto con el gozo y la paz, son efectos del perdón; es decir, del amor.

Un palpable ejemplo de este tipo de amor misericordioso es el de Dios, que siempre está dispuesto a cancelar toda deuda, a olvidar, a renovar. Para educarnos en el perdón debemos constantemente recordarlo. Valorar la centralidad del perdón de Dios, de la misericordia divina, es parte de nuestra fe.

Dios es Amor. Por amor creó el universo; por amor suscitó la vida; por amor ha permitido la existencia del hombre.

El amor, sin embargo, tropezó con el gran misterio del pecado. Un pecado que penetró en el mundo y que fue acompañado por el drama de la muerte. Desde entonces, la historia humana quedó herida por dolores casi infinitos: guerras, injusticias, hambre, abusos, esclavitud, infidelidad, desprecio a los ancianos y a los niños por nacer, explotación de los obreros, asesinatos masivos por motivos raciales o ideológicos. Una historia teñida de sangre, de pecado.

Pero una historia que también es el campo de acción de un Dios que es capaz de superar el mal con la misericordia, el pecado con el perdón, la caída con la gracia, el fango con la limpieza, la sangre con el vino de bodas.

Sólo Dios puede devolver la dignidad a quienes tienen las manos y el corazón manchados por infinitas miserias, simplemente porque ama, porque su amor es más fuerte que el pecado.

Dios eligió por amor a un pueblo, Israel, como señal de su deseo de salvación universal, movido por una misericordia infinita. Envió profetas y señales de esperanza. Permitió que en la Cruz de Cristo el mal fuese derrotado, que fuese devuelto al hombre arrepentido el don de la amistad con el Padre de las misericordias: Jesús es el buen samaritano que toma sobre sí a la humanidad entera; que me recoge a mí, cuando estoy tirado en el camino, herido por mis faltas, para curarme, para traerme a casa.

Creo en la misericordia divina, en el Dios que perdona y que rescata, que desciende a nuestro lado y nos purifica profundamente. Creo en el Dios que dijo en la cruz “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen” y que celebra un banquete infinito cada vez que un hijo arrepentido vuelve a casa. Creo en el Dios que, a pesar de la dureza de los hombres, a pesar de los errores de algunos bautizados, sigue presente en su Iglesia, ofrece sin cansarse su perdón, levanta a los caídos, perdona los pecados.

Creo en la misericordia divina, y doy gracias a Dios, porque es eterno su amor, porque nos ha regenerado y salvado, porque ha alejado de nosotros el pecado, porque en su Misericordia podemos llamarnos hijos.

Patronazgos de Santa Ana

Santa Ana y la Virgen, óleo de Juan de Roelas (s. XVII)

Fuente: Centro de Pastoral Litúrgica de Barcelona
Las personas que hacen puntilla tienen como patrona a Santa Ana, ya que la voz popular dice que ella enseñó con gran afán este oficio a su hija a tal punto que a partir de nuevas combinaciones perfeccionó y superó el arte de la punta del cojín. Aún hoy, en algunos países, el tipo más simple y elemental de punta de cojín es llamado"Puntilla de la Virgen" o "Puntilla de la Madre de Dios". Por extensión, es también la patrona de todas las costureras, que la imploran para ... ¡no pincharse con la aguja!.

Santa Ana es también junto a San Joaquín la protectora de las personas casadas y de los abuelos. Muchas chicas que quieren tener hijos imploran a Santa Ana, un patronazgo compartido también con nuestro inefable amigo San Ramón Nonato. Hay unos bellos gozos escritos en catalán en los que se pide a Santa Ana protección durante el embarazo para que alivie del dolor a la madre que va a tener al recién nacido:

Les dones que vos reclamen
amb molta devoció,
que fills o filles demanen,
atorgueu-los aquest do,
i el part amb alegría,
sense pena, dany ni dolor.

Aunque los versos no rimen apropiadamente, la traducción al español sería ésta:

Las mujeres que os reclaman
con mucha devoción,
que hijos o hijas os suplican,
otorgadles este don,
y el parto con alegría,
sin pena, daño ni dolor.

A lo largo de la historia se ha puesto a Santa Ana como la mejor intercesora para que Dios nos ayude en diferentes vicisitudes y oficios, aquí hay algunos: los que trabajan en oficios angustiosos, los fabricantes de alpargatas, los mercaderes de objetos antiguos y, debido a su condición de ama de casa, a las madres para que cuando cocinen les salga un buen guiso, a los que pastan pan en sus casas, y ¡cómo no!, a las amas de casa en general.

Una bonita leyenda cuenta que Santa Ana, a fin que su hijita fuera bien vestida cuando saliera a pasear por la calle, le hizo unos bellos vestiditos de punta para sus manos, es decir, lo que hoy conocemos como guantes. De allí, que gracias a esta tradición, se la considera la inventora de esta pieza. No nos ha de extrañar pues, que los guanteros la veneren.

Muy cerca del Santuario dela Mare de Déu del Far, que pertenece a la parroquia de Sant Martí Sacalm, en la diócesis catalana de Vic, hay una pequeña ermita dedicada a Santa Ana que tiene mucha devoción. Todos los que acuden al Santuario del Far pasan por delante de ella y no hay quien no pare el coche para hacer una pequeña visita. Normalmente el templo está cerrado, a excepción del día de su fiesta, pero en la puerta hay una pequeña ventana donde se puede ver el interior.

Los gozos escritos en catalán dedicados a la santa rezan:

Oh Santa Anna, gran senyora,
àvia plena de bondat,
sigueu sempre protectora
de la nostra tercera edat.

Adoremos a Jesús....

.... en el Santísimo Sacramento del Altar

La Eucaristía fue el núcleo mismo de la existencia de Santa Faustina; de hecho cuando se consagró, tomó el nombre de Sor Faustina del Santísimo Sacramento. "...me sería dificil vivir un día sin recibir la Santa Comunión. Él es mi escudo; sin Tí, Jesús, no sé vivir" (Diario 814)
El texto, extraído de la revista de Espiritualidad "Adoradores", es una guía que intenta ayudarnos para que visitemos y acompañemos a Jesús Sacramentado, no por lo que puede darnos sino para devolver con Amor tanto Amor de quedarse oculto en los velos sacramentales.
Los primeros 15’ ante Jesús

Primer paso: entrar en su presencia

No es fácil advertir que Dios está en Cristo y Cristo en la Eucaristía.
Venimos aturdidos por las ocupaciones y preocupaciones de la vida.
Nos cuesta para la maquinaria para encontrar la Paz en Ti.
Pero no podemos seguir, o mejor dicho comenzar siquiera, si no nos hemos encontrado contigo a través de la fe. Para eso supliquemos pidiendo Fe y repitiendo con calma cuantas veces sea necesario.
Creo Señor que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar con tu cuerpo, alma, sangre y divinidad.
Creo Señor, pero aumenta mi fe.
Ven Espíritu Santo, ven por medio de la poderosa intercesión del Inmaculado Corazón de María, tu Amadísima esposa.

Ahora esforcémonos por ser concientes más que nunca

Allí estás Tú, el mismo creador del mundo y yo hoy, aquí en Ti.
Allí estás Tú, el mismo que fue vaticinado por los profetas, y yo hoy aquí, ante Ti.
Allí estás Tú, el mismo que nació en Belén, y yo hoy aquí, ante Ti.
Allí estás Tú, el mismo que realizaba los milagros, y yo hoy aquí, ante Ti.
Allí estás Tú, el mismo que enseñaba las parábolas, y yo hoy aquí ante Ti.
Allí estás Tú, el mismo que padeció y murió por mí, y yo hoy aquí, ante Ti.
Allí estás Tú, el mismo que resucitó y ascendió, y yo hoy aquí ante Ti.
Allí estás Tú, el mismo que prometió y envió el Espíritu Santo, y yo hoy aquí, ante Ti.
Allí estás Tú, el mismo que fundó la Iglesia, y yo hoy aquí ante Ti.
Allí estás Tú, el mismo que veré el día de mi muerte, y yo hoy aquí, ante Ti.
Allí estás Tú, el mismo que vendrás al fin del mundo, y yo hoy aquí, ante Ti.Sí, eres el Hijo de María; y yo hoy vengo aquí, a adorarte.
(Este paso nos requiere de 5 a 7 minutos)
Venimos a Adorar. Pero. ¿Qué es adorar?

Adorar es reconocer en nosotros nuestra nada y en Dios todo, en nosotros nuestra miseria y en Dios la Misericordia.

Sabes, las velas y las flores no son solo adornos sino, ante todo, adoradores, porque se consumen hasta aniquilarse, así también nosotros, reconocemos que ante Ti no somos nada y todo lo que somos, nada menos que hijos es por Ti, por Tu infinito amor que nos has dado por el Bautismo la filiación Divina.
Ahora viene nuestro fructífero esfuerzo en el cual habremos perdido el tiempo nada menos que ante Ti: se trata de hacer un buen exámen de conciencia de esta última semana.
Cuando comenzamos la misa lo primero que hacemos es arrepentirnos, san Pedro, cuando en la pesca milagrosa advirtió que Jesús era Dios, inmediatamente dijo: “Aléjate de mí que soy un pecador.”
Revisemos cómo están nuestras relaciones con Dios, con nuestros hermanos y con nosotros mismos. Revisemos si hemos cumplido los propósitos de la semana pasada. No podemos continuar sin arrepentirnos de verdad. (Rezamos el “Pésame”, “Yo confieso”)

Misericordia, Dios mío (Salmo 50)

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmenza compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra Tí, contra Tí solo pequé,cometí la maldad que aborreces.


Nos vamos despidiendo

Gracias, Señor, porque me admitiste en Tu presencia sin haber solicitado previa audiencia, y me has atendido con amor y atención como si fuese el único habitante del planeta. Ahora quiero darte gracias.

Eucaristía significa acción de Gracias por lo que sería contradictorio que fuese un alma eucarística y que no supiese hacer Acción de Gracias. Ayúdame, Espíritu Santo, a una fervorosa acción de Gracias por todos los beneficios, pero, especialmente, por Cristo que se hace don para mi hoy aquí.





Por los beneficios de esta última semana… (meditar cuáles)
Por haberme creado, por darme todo lo que me diste. (meditar qué)
Por haberme redimido en la Cruz. (meditar)
Por los Sacramentos y la Iglesia. (meditaren el perdón)
Por la Fe y Tu Palabra, ¿qué sería sin fe? (meditar)
Por tu Amor y la Eucaristía. (meditar)
Por la Esperanza. (por llamarme a la eternidad)

En la Eucaristía estás Tú, y allí es donde distribuyes, sobre todo, Tus dones. Señor, somos mendigos, y ahora queremos expresar nuestra confianza pidiéndote rectamente que el Espíritu Santo inspire nuestra acción de gracias:
Pedimos primero la Gracia y la Salvación.
Pedimos la fe, la paz, las virtudes. (meditar cuales)
Pedimos los bienes comunes a la Iglesia y la patria. (cuáles)
Pedimos por nuestra familia y conocidos. (quiénes)
Pedimos por nuestras necesidades temporales, propias y ajenas (quiénes)
Pedimos por nuestros enemigos. (quiénes)
Pedimos por nuestros hermanos difuntos. (nombrarlos)

Ofrecimiento final

Si en estos minutos me he encontrado contigo, el signo inequívoco es el cambio y la trasnformación. Estar contigo me tiene que hacer semejante a Ti. Pero ahora veamos en qué:
¿En la humildad? En qué, cómo.
¿En la mansedumbre? En qué, cómo.
¿En el amor a la Cruz? En qué, cómo.
¿En el sevicio? ¿Compromiso? En qué, cómo.
¿En la pureza y obediencia? En qué, cómo.
Es posible que tenga que examinar otros asuntos más elementales, la misa del Domingo, la fe, la justicia, etc. Pero no puedo irme sin darte el regalo de un buen propósito. ¿Cuál?

Momento mariano

Donde Tú estás siempre está tu Madre. Aquella que en la Cruz nos la diste como Madre; gracias, María, por estar siempre contigo y con nosotros. (Ahora aquí rezamos el Angelus, la Salve, el Ave María, etc.)

Gracias, Jesús, por permitirme haber estado contigo.
Permíteme poder cumplir con el propósito formulado.
Jesús, José y María, hasta la próxima.

Romano Guardini, teólogo contemporáneo alemán decía: “El mundo está enfermo porque no adora”. Cuando no adoramos a Dios reconociendo su gandeza y hermosura, meta de nuestro caminar, nos adoramos a nosotros mismos haciéndonos esclavos de nuestro orgullo y pasiones. Gracias porque adorándote a Ti no me arrodillaré ante los ídolos del dinero, el placer, el orgullo y Tú me das la verdadera paz y alegría.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, sea por siempre bendito y alabado.
Fuente: Revista de Espiritualidad, información y promoción Eucarística “ADORADORES” (Meditaciones elaboradas por el Pbro. Jorge A. Gandur – CRISTO HOY)

Julio 2010- Fiesta Patronal

TRIDUO EN HONOR DE SANTA ANA

miércoles 21 -17:00 hs.
Rosario y Misa. Pedimos por los abuelos y ancianos desamparados.

jueves 22 - 17:00 hs.
Rosario y Misa. Pedimos por las familias y matrimonios.

viernes 23 - 17:00 hs.
Rosario y Misa. Pedimos por las necesidades de nuestra Comunidad.


FESTEJOS PATRONALES A SANTA ANA

sábado 24 –16:00 hs.
Santa Misa concelebrada procesión por las calles del barrio.
Entrega del pan bendito de Santa Ana.

Festejos y Rifas para todos los presentes
Se servirá chocolate en los patios de la Capilla

El misterio de la Divina Misericordia

de Juan Pablo II: Memoria e Identidad
Capítulo X

El Salmo Miserere es probablemente una de las más espléndidas oraciones que la Iglesia heredó del Antiguo Testamento. Las circunstancias de su origen son conocidas. Nació como el clamor de un pecador, el rey David, que se apropió de la esposa del soldado Urías, cometió adulterio con ella y, para borrar las huellas de su culpa, procuró que el legítimo esposo muriera en batalla. Resulta impresionante el pasaje del libro segundo de Samuel, en el que el profeta Natán apunta con el dedo acusador a David, señalándolo como el culpable de un gran crimen ante Dios: " ¡Eres tú! (2S 12,7). En aquel momento, el rey experimenta una especie de iluminación, de la cual brota una emoción profunda, desahogándose con las palabras del Miserere. Es el salmo que probablemente más se usa en la liturgia:

Misericordia, Dios mío, por Tu Bondad
por tu inmensa Compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra Ti, contra Ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio serás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas la sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado Tu vista,
Borra de mí toda culpa.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes de Tu Rostro,
no me quites Tu Santo Espíritu.
Devuélveme la alegría de Tu Salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados Tus caminos,
los pecadores volverán a Ti.
Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua Tu Justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Estas palabras no necesitan comentarios. Hablan por sí solas y revelan la verdad de la fragilidad moral del hombre. Se declara culpable ante Dios porque sabe que el pecado es contrario a la santidad de su Creador. Pero el hombre pecador sabe también que Dios es Misericordia y que Su Misericordia es Infinita: Dios está dispuesto a perdonar y justificar una y otra vez al pecador.

¿De dónde proviene la Infinita Misericordia del Padre? David es hombre del Antiguo Testamento. Conoce al Dios Único. Nosotros, hombres de la Nueva Alianza, podemos reconocer en el Miserere davídico la presencia de Cristo, el Hijo de Dios, a quien Dios trató como pecador por nosotros (cf. 2 Co 5,21). Él ha cargado consigo todos nuestros pecados (cf. Is 53,12) para satisfacer la justicia quebrantada por la culpa y mantener así el equilibrio entre la Justicia y la Misericordia del Padre. Es significativo que Santa Faustina viera a este Hijo como Dios Misericordioso, pero contemplándolo no tanto en la Cruz cuanto en su condición sucesiva de Resucitado y Glorioso. Por eso relaciona su mística de la Misericordia con el Misterio de la Pascua, cuando Cristo aparece victorioso del pecado y de la muerte (cf Jn 20, 19-23).

Recuerdo sobre este punto a Sor Faustina y el culto de Cristo Misericordioso que promovió, porque también ella pertenece a nuestros tiempos. Vivió en las primeras décadas del siglo XX y murió antes de la Segunda Guerra Mundial. Precisamente en este período le fue revelado el Misterio de la Divina Misericordia y anotó en su Diario lo que experimentó. Para los supervivientes de esta gran guerra, las palabras del Diario de Santa Faustina son como una especie de Evangelio de la Divina Misericordia escrito desde la perspectiva del siglo XX. Los contemporáneos han entendido este mensaje. Lo han entendido a través del dramático cúmulo de mal que trajo consigo la Segunda Guerra Mundial y de las crueldades de los sistemas totalitarios. Es como si Cristo hubiera querido revelar que el límite impuesto al mal, cuyo causante y víctima resulta ser el hombre, es en definitiva la Divina Misericordia. Ciertamente, en ella se incluye también la Justicia, pero ésta, por sí sola, no es la última palabra en la economía divina de la historia del mundo y en la historia del hombre. Dios sabe obtener siempre del mal algo bueno. Quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad (cf. 1 Tm 2,4): Dios es Amor (cf. 1 Jn 4,8). Cristo Crucificado y Resucitado, como se apareció a Sor Faustina, es la revelación suprema de esta verdad.

Ahora deseo enlazar de nuevo con lo que dije sobre el tema de las experiencias de la Iglesia en Polonia durante la resistencia contra el comunismo. Me parece que tienen un alcance universal. Pienso que también Sor Faustina y su testimonio del Misterio de la Divina Misericordia tengan cabida de algún modo en esta perspectiva. El patrimonio de su espiritualidad tuvo –lo sabemos por propia experiencia- una gran importancia para la resistencia contra el mal practicado en aquellos sistemas inhumanos de entonces. Todo esto conserva un significado preciso, no sólo para los polacos sino también para todo el ámbito de la Iglesia en el mundo. Lo ha puesto de relieve, entre otras cosas, la beatificación y la canonización de Sor Faustina. Es como si Cristo hubiera querido decir a través de ella: " ¡El mal nunca consigue la victoria definitiva! ". El misterio pascual confirma que, a la postre, vence el Bien; que la Vida prevaleces sobre la muerte y el Amor triunfa sobre el odio.

Corpus Christi

"Mientras estaban comiendo,
tomo Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselos a sus
discípulos dijo: "Tomad, comed, éste es mi
cuerpo." Tomo luego una copa y, dadas
las gracias, se la dio diciendo:
"bebed de ella todos, porque
ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos
para el perdón de los pecados".

Mt 26, 26-28


"Hagan esto en memoria mía". Lc 22,19

610 Jesús expresó de forma suprema la ofrenda libre de sí mismo en la cena tomada con los Doce Apóstoles (cf Mt 26, 20), (Catecismo)


«Mi carne es verdadera comida, y mi Sangre verdadera bebida;
el que come mi Carne, y bebe mi Sangre,
en Mí mora, y Yo en él.»
(Jn 6, 56-57)

“Yo soy el pan vivo bajado del cielo.
El que coma de este pan vivirá eternamente.”

(Juan 6,51)

Esta fiesta se comenzó a celebrar en Bélgica en el siglo XIII, siendo extendida a toda la Iglesia occidental por el Papa Urbano IV, teniendo como finalidad proclamar la fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Presencia permanente y substancial más allá de la celebración de la Misa y que es digna de ser adorada en la exposición solemne y en las procesiones con el Santísimo Sacramento que entonces comenzaron a celebrarse y que han llegado a ser verdaderos monumentos de la piedad católica. Este es el día de la Eucaristía en sí misma, ocasión para creer y adorar.

1358 Por lo tanto, debemos considerar la Eucaristía
como acción de gracias y alabanza al Padre
como memorial del sacrificio de Cristo y de su Cuerpo
como presencia de Cristo por el poder de su Palabra y de su Espíritu.
(Catecismo)

Juan Pablo II ha exhortado a que se renueve la costumbre de honrar a Jesús en este día llevándolo en solemnes procesiones.

Santa Faustina nos ayuda a reconocer....

....a Jesús oculto en el Santísimo Sacramento del Altar

Palabras de Jesús: “…adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia.(Diario 1572)
Oh, bendito sea el instante y el momento en que Jesús [nos] dejó su misericordiosísimo Corazón. (Diario 223)

Adorado seas, Creador y Señor nuestro.
Oh universo entero, adora al Señor en humildad.
Agradece a tu Creador con todas tus fuerzas
Y exalta su inconcebible misericordia.
(Diario 1750)

Me veo tan débil que si no tuviera la Santa Comunión caería continuamente;
una sola cosa me sostiene y es la Santa Comunión. De ella tomo fuerza, en
ella está mi fortaleza. Temo la vida si algún día no recibo la Santa Comunión.
Tengo miedo de mi misma. Jesús oculto en la Hostia es todo para mí. Del
Tabernáculo tomo fuerza, poder, valor, luz; es aquí donde busco alivio en
los momentos de tormento. No sabría cómo glorificar a Dios sino tuviera la
Eucaristía en mi corazón. (Diario 1037)

Oh Jesús oculto en el Santísimo Sacramento del Altar, mi único amor y mise-
Ricordia. Te recomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo.
Tú puedes ayudarme, porque eres la Misericordia misma, en Ti toda mi
esperanza. (Diario 1751)

Oh Hostia santa, fuente de la dulzura divina,
Tú das fortaleza a mi alma,
Tú que eres omnipotente y Te encarnaste de la Virgen
Vienes oculto a mi corazón
Y no Te alcanza el poder de [mis] sentidos.
(Diario 1233)

Hoy comprendí muchos misterios de Dios. Supe que la Santa Comunión perdura en mí hasta la siguiente Santa Comunión. La presencia de Dios, viva y sensible, dura en mi alma, este conocimiento me sumerge en un profundo recogimiento sin ningún esfuerzo de mi parte…. Mi corazón es un tabernáculo viviente en el cual se conserva la Hostia viva. Nunca he buscado a Dios lejos, sino dentro de mi; en la profundidad de mi propio ser convivo con mi Dios. (Diario 1302)


Fuentes: “La Biblia” – “El Catecismo” – “Diario de Sta. Faustina” – Paginas Web Católicas

Santa Faustina nos ayuda a comprender....

.....la bondad de Dios

Fuentes :“La Divina Misericordia en mi Alma” Diario de Santa Faustina
El Libro del Pueblo de Dios “LA BIBLIA”
“MISERICORDIA DIVINA EN SUS OBRAS” Padre Miguel Sopocko
(Confesor y Director Espiritual de Santa Faustina - Beatificado el 28
de Septiembre de 2008)

"Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana". (Mateo 11, 28-30)

En cada libro de la Sagrada Escritura, del Antiguo y del Nuevo Testamento se menciona La Misericordia Divina... De los 150 Salmos 55 glorifican particularmente esa perfección de Dios, y en el Salmo 135 se repite como un estribillo en cada verso: “porque es eterna Su Misericordia.”
En toda la Sagrada Escritura se encuentran más de 400 fragmentos donde se glorifica directamente la Misericordia Divina, en el Libro de los Salmos son 130. Muchos más fragmentos cantan indirectamente la Misericordia Divina. El salmista hablando de la Misericordia Divina no se complace con la palabra “misericordioso”, sino utiliza toda una lista de sinónimos, como si se quisiera fortalecer nuestra convicción de lo infinita que es la Misericordia Divina.
¡A quién no le sorprenderá la abundancia de las expresiones sobre la Misericordia Divina en la Sagrada Escritura ! ¿Quién no preguntará por qué el Autor inspirado lo hace? Vemos en esto el deseo de Dios de darle a la gente Su Misericordia y despertar la confianza en ellos. Dios desea enseñarnos sobre Su vida interior, sobre Su actitud hacia las criaturas, particularmente hacia la gente. Dios desea ser adorado por nosotros en la Misericordia, para que Le imitemos en las obras”
(Tomo I, p. 5-16 “Misericordia Divina en sus Obras”)


La Bondad de Dios

La Misericordia de Dios oculto en el Santísimo Sacramento; la voz del Señor que nos habla desde el trono de la misericordia: Venid a Mí todos. (diario 1485)

Diálogo de Dios con el alma pecadora

Jesús: No tengas miedo, alma pecadora, de tu Salvador; Yo soy el primero en acercarme a ti, porque sé que por ti misma no eres capaz de ascender hacia Mí. No huyas, hija, de tu Padre; desea hablar a solas con tu Dios de la Misericordia que quiere decirte personalmente las palabras de perdón y colmarte de Sus gracias. Oh, cuánto Me es querida tu alma. Te he asentado en Mis brazos. Y te has grabado como una profunda herida en Mi corazón.

El alma: Señor, oigo Tu voz que me llama a abandonar el mal camino, pero no tengo ni valor ni fuerza.

Jesús: Yo soy tu fuerza, Yo te daré fuerza para luchar.

El alma: Señor, conozco Tu santidad y tengo miedo de Ti.

Jesús: ¿Por qué tienes miedo, hija Mía, del Dios de la Misericordia? Mi santidad no Me impide ser misericordioso contigo. Mira, alma he instituido el trono de la misericordia en la tierra y este trono es el Tabernáculo y de este trono de la Misericordia deseo bajar a tu corazón. Mira no Me he rodeado ni de séquito ni de guardias, tienes el acceso a Mi en cualquier momento, a cualquier hora del día deseo hablar contigo y deseo concederte gracias.

El alma: Señor, temo que no me perdones un número tan grande de pecados; mi miseria me llena de temor

Jesús: Mi misericordia es más grande que tu miseria y la del mundo entero. ¿Quién ha medido Mi bondad? Por ti baje del cielo a la tierra, por ti dejé clavarme en la Cruz, por ti permití que Mi Sagrado Corazón fuera abierto por una lanza, y abrí la Fuente de la Misericordia para ti.
Ven y toma las gracias de esta Fuente con el recipiente de la Confianza. Jamás rechazaré un corazón arrepentido, tu miseria se ha hundido en el abismo de Mi misericordia.
¿Por qué habrías de disputar Conmigo sobre tu miseria? Hazme el favor, dame todas tus penas y toda tu miseria y Yo te colmaré de los tesoros de Mis gracias.

El alma: Con Tu Bondad has vencido, oh Señor, mi corazón de piedra; heme aquí acercándome con confianza y humildad al tribunal de Tu misericordia, absuélveme Tu Mismo por la mano de Tu representante. Oh Señor, siento que la gracia y la paz han fluido a mi pobre alma.
Siento que Tu misericordia, Señor, ha penetrado mi alma en su totalidad. Me has perdonado más de cuanto yo me atrevía esperar o más de cuanto era capaz de imaginar. Tu bondad ha superado todos mis deseos. Y ahora Te invito a mi corazón, llena de gratitud por tantas gracias. Había errado por el mal camino como el hijo pródigo, pero Tú no dejaste de ser mi Padre. Multiplica en mí Tu misericordia, porque ves lo débil que soy.

Jesús: Hija, no hables más de tu miseria, porque Yo ya no Me acuerdo de ella. Escucha, niña Mía, lo que deseo decirte: estréchate a Mis heridas y saca de la fuente de la vida todo lo que tu corazón pueda desear. Bebe copiosamente de la Fuente de la Vida y no pararás durante el viaje.
Mira el resplandor de Mi misericordia y no temas a los enemigos de tu salvación. Glorifica Mi misericordia.
(Diario 1485)

“El Señor es fiel en todas sus palabras
y bondadoso en todas sus acciones.”
(Salmo 145. 13)

Fiesta de la Divina Misericordia IV

11 de abril de 2010
Misericordia Divina, que bota del seno del padre, en tí confío
Misericordia Divina, supremo atributo de Dios, en tí confío


Misericordia Divina, de donde brotan toda vida y felicidad, en ti confío

Misericordia Divina, más sublime que los cielos, en ti confío

Misericordia Divina, fuente de milagros y maravillas, en ti confío

Misericordia Divina, que abarca todo el universo, en ti confío

Misericordia Divina, que manó de la herida abierta del Corazón de Jesús, en ti confío

Misericordia Divina, que nos protege del fuego infernal, en ti confío

Misericordia Divina, que nos rescata de toda miseria, en ti confío

Misericordia Divina, que nos abraza especialmente en la hora de la muerte, en ti confío

Misericordia Divina, en la que estamos todos sumergidos, en ti confío

Misericordia Divina, que de la nada nos llamó a la existencia, en ti confío

Misericordia Divina, asombro para los ángeles, incomprensible para los santos, en ti confío

Misericordia Divina, que abarca todas las obras de sus manos, en ti confío

Misericordia Divina, dulce consuelo para los corazones angustiados, en ti confío

Misericordia Divina, que nos otorga la vida inmortal, en ti confío

Misericordia Divina, esperanza de las almas desesperadas, en ti confío

Misericordia Divina, gozo y éxtasis de las almas santas, en ti confío

Fiesta de la Divina Misericordia en la Capilla III

11 de abril de 2010
Himno que se cantó en la Plaza de San Pedro
durante la canonización de Santa Faustina el 30 de abril de 2000
Canterò la tua Misericordia,
il più grande attributo di Dio;
in eterno di frontea tutto il popolo
a tua Misericirdia canterò!

Due sorgenti sono scaturite
come raggi dal cuor di Gesù,
non per gli Angeli né pero gli Arcangeli
ma per il peccatori le donò.

Peccatore non, non dubitare
ma confida e credi in Lui,
che il passato vissuto nel peccato
in una vita santa cambierà.

O Maria, noi siamo tutti tuoi
intercedi con Suor Faustina,
e le grazie della misericordia
il tuo Fliglio divino elargirà!

Fiesta de la Divina Misericordia en la Capilla II

11 de abril de 2010
Himno del Santuario Nacional de Jesús Misericordioso
Buenos Aires (Argentina)
Jesús Misericordioso
amor del Padre hecho perdón,
Jesús Misericordioso
que llegue a tí nuestra oración.



Un Padre que nos ama
y se quiere manifestar
haciendo santo a un pueblo
que de la cruz renacerá.


Jesús le da respuesta
a la fatiga y al dolor,
busquemos en su mesa
el nuevo pan de salvación.


Perdona nuestras culpas,
transforma nuestro corazón,
un nuevo tiempo llega
en el que habrá resurrección.

Atardecer que espera
la conversión y la unidad,
que nada nos perturbe,
el Amor santo juzgará.

Fiesta de la Divina Misericordia en la Capilla I

11 de abril de 2010

Jesús en Vos confío,
Jesús en Vos confío.


Divina Misericordia
en Vos confío,
en Vos confío.
En tu Divina Presencia
Jesús Misericordioso

Venimos todos tus hijos
confiados en tu grandeza.

Aurora resplandeciente,
Rayo de Amor infinito

Bendice hoy a tu pueblo
Oh, Rey de la Gloria,
Oh, Dios de Bondad.

Con llamas de luz eterna
consuela mi alma
que sedienta está.
Divina Misericordia
hermosa hoy resplandeces

El Corazón Santo y Puro
de Jesús quien nos protege.
Torrente de Gracia plena
desciende a mí sin tardar
Bendice a las familias
Oh, Rey de la Gloria,
Oh, Dios de Bondad.

Con llamas de luz eterna
consuela mi alma
que sedienta está.