Diario de Santa Faustina 522-564

La Divina Misericordia en mi alma
Segundo  Cuaderno


522                                              + Cantaré eternamente la misericordia del Señor
Delante de todo el pueblo,
Ya que éste es el mayor atributo de Dios
Y para nosotros un milagro continuo.

      Brotas de la Divina Trinidad,
      Pero de un único seno amoroso;
      La misericordia del Señor aparecerá en el alma
      En toda su plenitud, cuando caiga el velo.

De la fuente de Tu misericordia, oh Señor,
Fluyen toda felicidad y toda vida;
Y así, todas las criaturas y todas las cosas
Cantad con éxtasis el himno de la misericordia.

      Las entrañas de la Divina Misericordia abiertas
      Para nosotros,
      Por la vida de Jesús extendido en la cruz;
      No deberías dudar ni desesperar, oh pecador,
      Sino confiar en la misericordia,
      Porque tú también puedes ser santo.

Dos manantiales brotaron en forma de rayos,
Del Corazón de Jesús,
No para los ángeles, ni querubines, ni serafines,
Sino para salvar al hombre pecador.


(2)  +
               JMJ

523                                                                                                                Oh voluntad de Dios
                                                                                                                    Sé mi amor.

         Oh Jesús mío, Tu sabes que por mi misma no hubiera escrito ni una sola letra y si escribo es por una clara orden de la santa obediencia [189].

Dios y las almas

Sor M. Faustina

del Santísimo sacramento [190]

524                                            + Oh Jesús, Dios oculto,
                                                  Mi corazón Te siente,
                                                     Aunque Te cubren los velos,
                                                      Tú sabes que Te amo.

525      (3)  +                                                                                  Vilna, 24 XI 1935

                 JMJ                                                                             + Segundo cuaderno

Dios sea adorado

Oh Santísima Trinidad, en la que esta encerrada la vida interior de dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, oh gozo eterno, inconcebible abismo de amor que Te derramas sobre todas las criaturas y las haces felices, honor y gloria a Tu nombre por los siglos de los siglos.  Amen.

Cuando conozco Tu grandeza y Tu belleza, oh Dios mío, me alegro indeciblemente por ser tan grande el señor a quien sirvo.  Con amor y alegría cumplo su santa voluntad y cuanto más lo conozco, tanto mas ardientemente deseo amarlo.  Me quema el deseo de amarlo cada vez más.

526      (4) + El 14.  Este jueves, mientras hacíamos la adoración nocturna [191], al principio no pude rezar, una aridez se adueñó de mí; no pude contemplar la dolorosa Pasión de Jesús, pero me postré en cruz y ofrecí la dolorosa Pasión del Señor Jesús al Padre Celestial como satisfacción por los pecados del mundo entero.        Al levantarme del suelo después de aquella plegaria y al volver a mi reclinatorio, de repente vi a Jesús junto a él.  El Señor Jesús con el mismo aspecto que tenia durante la flagelación, en la mano tenia la túnica blanca con la que me vistió y un cinturón con el que me ciñó y me cubrió con un manto rojo igual al que le cubría a Él en la Pasión, y un velo del mismo color y me dijo: Tu y tus compañeras tendrán un habito igual; Mi vida desde el nacimiento hasta la muerte en la cruz será su regla.  Contémplame y vive según esto; deseo que penetres mas profundamente en Mi espíritu (5) y [tengas presente] que soy manso y humilde de Corazón.

527            Una vez sentí en el alma un apremio para que me pusiera a la obra y cumpliera todo lo que Dios exigía de mí.  Entré un momento en la capilla, oí esta voz en el alma:  ¿Por qué tienes miedo?  Piensas que Me faltará la omnipotencia para ayudarte?  Y [en] aquel momento sentí en el alma una extraña fuerza y me parecieron nada todas las contrariedades que me habrían podido suceder [en] el cumplimiento de la voluntad de Dios.

528            El viernes, durante la Santa Misa, siendo mi alma inundada por la felicidad de Dios, oí en el alma estas palabras:  Mi misericordia pasó a las almas a través del Corazón divino – humano de Jesús, como un rayo de sol a través del cristal.  Sentí en el alma y comprendí que cada acercamiento a Dios nos fue dado por Jesús, en Él y por Él.

529            (6) El día en que terminó la novena en Ostra Brama, al anochecer [192], cantadas las letanías, uno de los sacerdotes trajo el Santísimo sacramento en la custodia; cuando lo puso en el altar, en seguida vi al pequeño Niño Jesús que tendía las manitas hacia su Madre que en aquel momento tenia un aspecto vivo.  Mientras la Virgen me hablaba, Jesús tendía las manitas hacia el pueblo reunido.  La Virgen Santísima me dijo aceptar todas las exigencias de Dios como una niña pequeña sin averiguar nada, lo contrario no agrada a Dios.  En el mismo instante el Niño Jesús desapareció y la Virgen perdió el aspecto vivo y la imagen quedo como era antes, pero mi alma fue colmada de gozo y de gran alegría y dije al Señor:  Haz de mi lo que Te agrade, estoy dispuesta a todo, pero Tu, oh Señor, no Te alejas de mi ni por un momento.

(7) +
530                JMJ                                  En honor de la Santísima Trinidad

Pedí a la Madre Superiora [193] el ayuno de cuarenta días, tomando una vez al día una rebanada de pan y un vaso de agua; sin embargo la Madre Superiora no me dio permiso para cuarenta días, sino para siete días, de acuerdo con la opinión del confesor [194].  “No puedo exonerarla del todo de las tareas, debido a que otras hermanas podrían notar algo; hermana, yo le doy permiso de dedicarse, en la medida en que pueda, a la plegaria y de tomar apuntes de algunas cosas, pero me será mas difícil arreglar lo del ayuno, de verdad, aquí no logro inventar nada.”  Y dijo: Retírese, hermana, quizá me ilumine alguna luz.  En la mañana del domingo comprendí interiormente que cuando la Madre Superiora me había destinado a la puerta a la hora de comer, pensó en darme la oportunidad de ayunar.  Por la mañana no fui a desayunar, pero poco después fui (8) a la Madre Superiora y pregunté:  Si estoy en la puerta será fácil no llamar la atención con mi persona.  Y la Madre Superiora me contestó:  Cuando la destinaba [195] pensaba en esto.  En aquel momento comprendí que el mismo pensamiento yo lo había sentido dentro de mí.

531            24 XI 1935.  Domingo, primer día.  Fui inmediatamente delante del Santísimo Sacramento y me ofrecí con Jesús que esta en el Santísimo Sacramento, al Padre Eterno.  Entonces oí en el alma estas palabras:  Tu intención y la de tus compañeras es unirse a Mi lo mas estrechamente posible a través del amor, reconciliaras la tierra con el cielo, mitigaras la justa cólera de Dios e impetrarás la misericordia por el mundo.  Confío a tu cuidado dos perlas preciosas para Mi Corazón, que son las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos; por ellas rogarás de manera especial, la fuerza de ellas vendrá de tu anonadamiento.  Las plegarias, los ayunos, las mortificaciones, las fatigas y todos los sufrimientos, los unirás a la oración, al ayuno, a la mortificación, a la fatiga, al sufrimiento Mío y entonces tendrán valor ante Mi Padre.

532            Después de la Santa Comunión vi al Señor Jesús que me dijo estas palabras:  Hoy, penetra en el espíritu de Mi pobreza y organiza todo de tal modo que los más pobres no tengan nada que envidiarte.  No en los grandes palacios ni en las esplendidas instalaciones, sino en el corazón puro y humilde Me complazco.

533            Al quedarme sola empecé a reflexionar sobre el espíritu de pobreza.  Veo claramente que Jesús no poseía nada siendo el Dueño del todas las cosas.  El pesebre prestado; camina por la vida haciendo el bien a todos sin tener donde apoyar la cabeza.  Y en la cruz veo el colmo de su pobreza, ya que ni siquiera tiene puesta una vestidura.  Oh Jesús, a través del solemne voto de pobreza deseo asemejarme a Ti; la pobreza será mi madre.  (10) No poseer nada exteriormente ni disponer de nada como de mi propiedad, ni tampoco desear algo interiormente.  Y en el Santísimo Sacramento ¡que grande es Tu pobreza!  ¿Hubo alguna vez un alma tan abandonada como Tu, Jesús, en la cruz?

534            La castidad, este voto se entiende por si mismo, prohíbe todo lo que esta prohibido por el sexto y el noveno mandamientos de Dios, naturalmente; obras, pensamientos, palabras, sentimientos, y ….. Entiendo que el voto solemne difiere del voto simple, lo entiendo en toda la extensión.  Cuando lo estaba contemplando, escuché en el alma estas palabras:  Tu eres Mi esposa para la eternidad, tu pureza debe ser mayor que la de los angeles, porque con ningun angel tengo relacion de tan estrecha intimidad como contigo.  La más pequeña acción de Mi esposa tiene un valor infinito, el alma pura tiene una potencia incalculable delante de Dios.

535            (11) La obediencia.  He venido para cumplir la voluntad de Mi Padre.  He sido obediente a los padres, obediente a los verdugos, soy obediente a los sacerdotes.  Comprendo, Oh Jesús, el espíritu de la obediencia y en que consiste; no se refiere solamente a la ejecución exterior, sino que abarca también la mente, la voluntad y el juicio.  Obedeciendo a las Superioras, obedecemos a Dios.  No tiene importancia si es un ángel o un hombre que me mande en nombre de Dios, tengo que ser obediente siempre.  No voy a escribir mucho sobre los votos porque ellos son claros por si mismos y se basan en lo concreto; aquí procuro mas bien dar una idea de esta Congregación.

536            + Resumen general [196].

Nunca habrá casas fastuosas, sino una modesta capilla y junto a ella una pequeña Comunidad, un pequeño grupito de almas que estará compuesto a lo mas por diez almas; además de ellas habrá dos almas que atenderán distintas (12) necesidades de la Comunidad por fuera del claustro, y prestarán varios servicios en la iglesia.  No llevaran hábitos, sino que vestirán como laicas.  Tendrán los votos pero simples y estarán estrictamente sometidas a la Superiora, quien estará detrás de la reja.  Tendrán parte de todos los bienes espirituales de toda la Comunidad, pero no podrán ser nunca más de dos, preferiblemente una.  Cada casa será independiente de las demás, pero si, todas estarán muy estrechamente unidas por la regla y por los votos, y por el espíritu.  Sin embargo, {en} casos excepcionales, se podrá enviar una hermana de una casa a otra; también es posible, al fundar una casa, tomar algunas religiosas, si es necesario.  Cada casa estará sujeta al ordinario del lugar.

537            Cada religiosa vivirá en una celda individual, pero será conservada la vida comunitaria, se reunirán todas para la oración, la comida y el recreo.  Cada religiosa, después de emitir la profesión (13) nunca más vera el mundo, ni siguiera por la reja que será tapada con un paño oscuro, y también los coloquios serán estrictamente limitados.  Será como una persona muerta a la que el mundo no comprende y la que no comprende al mundo.  Ha de presentarse entre el cielo y la tierra, e implorar incesantemente a Dios su misericordia para el mundo, y la fortaleza para los sacerdotes, para que sus palabras no resuenen en vano, y para que ellos mismos logren mantenerse {en} esta inconcebible dignidad, tan expuestos, sin ninguna mancha…. A pesar de ser pocas estas almas, serán heroicas.  No habrá lugar para las almas cobardes ni débiles.

538            Entre ellas no se dividirán en ningunos coros ni en ningunas Madres, ni mamitas, [197], ni reverendas, ni reverendísimas, sino que todas serán iguales entre ellas, aunque hubiera una gran diferencia en su origen.  Sabemos quien era Jesús y como se humilló y con quienes se relacionaban  Llevaran un habito como el que Él llevaba durante la Pasión, pero no solamente la vestidura, (14) sino que tienen que imprimir en si las señales con las cuales Él fue distinguido y éstas son:  el sufrimiento y el desprecio.  Cada una tenderá a negarse a si misma en grado máximo y a amar la humildad, y la que más se distinga en esta virtud, será  idónea a presidir a las demás.

539            Como dios nos ha hecho las compañeras de su misericordia, o más bien, incluso las dispensadoras, nuestro amor debe ser grande para cada alma, comenzando por los elegidos y terminando en el alma que no conoce a Dios todavía.  Con la oración y la mortificación llegaremos hasta los países más salvajes, abriendo el camino a los misioneros.  Recordaremos que, como el soldado en el frente no puede resistir mucho tiempo sin el respaldo de la retaguardia que no toma parte directamente en la batalla, pero le provee de todo lo que necesite.  Para [el misionero] lo es la plegaria.  Cada una debe distinguirse por el espíritu del apostolado.

540            (15)  Por la noche, mientras escribía, oí en la celda esta voz:  No salgas de esta Congregación, ten piedad de ti misma, te esperan grandes sufrimientos.  Cuando mire hacia allí de donde salía la voz, no vi. nada y continué escribiendo.  De repente oí un ruido y estas palabras: Cuando salgas, te destruiremos.  No nos atormentes.  Cuando miré vi. muchos monstruos feos; cuando hice con el pensamiento la señal de la cruz, se disiparon todos inmediatamente.  Que horriblemente feo es Satanás; pobras las almas que tienen que vivir en su compañía, verlo solamente es mas repugnante que todos los tormentos del infierno.

541            Un momento después oí en el alma esta voz:  No tengas miedo de nada, no te sucederá nada sin Mi voluntad.  Después de estas palabras del Señor una fuerza misteriosa entró en mi alma; me alegro grandemente de la bondad de Dios.

542            (16) El postulantazo.  La edad para ser recibida.  Puede ser recibida cada persona desde los quince hasta los treinta anos.  En primer lugar hay que reparar en el espíritu que inspira a la persona dada y en su carácter, si tiene la fuerte voluntad y el valor para seguir las huellas de Jesús, y esto con gozo y alegría, porque Dios ama a un donador alegre; tiene que despreciar al mundo y a si misma.  La falta de la dote nunca será un impedimento para ser aceptada; también todas las formalidades deben ser claras, no aceptar los casos complicados.

Sin embargo no pueden ser recibidas las personas melancólicas, inclinadas a la tristeza, con enfermedades contagiosas, caracteres ambiguos, recelosos, inadaptables a la vida religiosa.  Hay que tener mucho cuidado con la elección de los miembros porque basta una persona no adaptada para provocar confusión en todo el convento.


543            La duración del postulantazo.  El postulantazo será de un año.  (17)  Durante ese periodo la persona dada debe analizar si este tipo de vida le gusta y si es apta o no para ella; y también la Maestra debe observar atentamente si la persona dada es apta o no lo es para este tipo de vida.  Después de un ano, si resulta que tiene una buena voluntad y un sincero deseo de servir a Dios, hay que recibirla en el noviciado.

544            El noviciado ha de durar un año continuo.  A la novicia hay que instruirla sobre las virtudes referentes a los votos y sobre su importancia.  La Maestra debe poner todo el empeño en darles una formación sólida.  Debe ejercitarlas en la humildad ya que solamente el corazón humilde observa los votos con facilidad y experimenta grandes gozos que fluyen de Dios a un alma fiel.

No serán cargadas con trabajos de responsabilidad para que puedan dedicarse libremente a su propio perfeccionamiento.  Son obligadas rigurosamente a observar las reglas y las normas al igual que las postulantes.

545            (18)  Después de un ano de noviciado, si la novicia se ha mostrado fiel, puede ser admitida a pronunciar los votos por un ano; éstos deben repetirse durante tres anos; entonces pueden asignársele ya los deberes de responsabilidad; no obstante pertenecerá al noviciado y una vez por semana tiene que asistir a las conferencias junto con las otras novicias, y los últimos seis meses los pasaran todas en el noviciado para prepararse bien a la profesión solemne.

546            En lo que se refiere a la alimentación, no comeremos carne; las comidas serán tales que ni aun los pobres tendrán nada que envidiarnos.  Sin embargo los días festivos pueden diferir un poco de los días regulares.  Comerán tres veces al día, observaran rigurosamente los ayunos en el espíritu primitivo y especialmente los dos grandes.  Los alimentos serán iguales para todas las hermanas, excluyendo (19) cualquier excepción para que la vida comunitaria sea observada en toda su integridad, tanto en las comidas, como en el vestir o el arreglo de la celda; pero si una de las hermanas se pone enferma, debe gozar de todos los favores.

547            En cuanto a la oración.  La meditación de una hora, la Santa Misa y la Santa Comunión, dos exámenes de conciencia, el oficio [198], el rosario, la lectura espiritual, una hora de oración durante la noche.  En cuanto al orden del día según las horas, se podrá hacerlo mejor cuando comencemos a vivir según este sistema.

548            De repente oí en el alma estas palabras:  Hija Mía, te aseguro un ingreso fijo del cual vivirás.  Tu empeño debe ser la total confianza en Mi bondad, el Mío, darte todo lo que necesites.  Me hago dependiente de tu confianza; si tu confianza es grande Mi generosidad no conocerá límites.

549            (20)  Sobre el trabajo.  Siendo personas pobres, ellas mismas, ejecutaran todos los trabajos que haya en el convento.  Cada una debe estar contenta si le toca un trabajo humillante o contrario a su naturaleza ya que le será de ayuda para su formación interior.  La Superiora cambiara a menudo los deberes de las hermanas y así las ayudara a separarse completamente de esos pequeños detalles a los que las mujeres sienten un gran apego.  De verdad, a veces me da risa cuando veo con mis ojos que algunas almas han dejado cosas verdaderamente grandes y toman apego a los trapitos, es decir a la nadería.  Cada una de las hermanas estará un mes en la cocina, no excluyendo ni siquiera a la Superiora.  Que todas prueben cada fatiga que haya en el convento, que todas tengan siempre la intención pura en todo porque a Dios no le agrada en absoluto la confusión.

550            Que ellas mismas se acusen de las desobediencias exteriores (21) y pidan a la Superiora la penitencia; que la hagan en el espíritu de humildad.  Que se amen unas a otras con el amor superior, con el amor puro, viendo en cada hermana la imagen de Dios.  La característica singular de esta pequeña Comunidad lo es el amor, así que no estrechen sus corazones, sino que abracen al mundo entero, ofreciendo misericordia a cada alma a través de la oración, según su vocación.  Si somos misericordiosas en este espíritu, también nosotros mismas alcanzaremos la misericordia.

551            Cada una debería tener un gran amor hacia la Iglesia.  Como una buena hija que ama a su madre y reza por ella, así cada alma cristiana debe rezar por la Iglesia que para ella es madre.  ¿Y qué decir de nosotras, las religiosas, que nos hemos comprometido particularmente a rezar por la Iglesia?  Pues, qué grande es nuestro apostolado aunque tan escondido.  Estas pequeñas cosas de cada día serán depositadas a los pies de Jesús como una ofrenda de imploración por el mundo; pero para (22) que la ofrenda sea agradable a Dios, tiene que ser pura; para que la ofrenda sea pura, el corazón tiene que liberarse de todos los apegos naturales y dirigir todos los sentimientos hacia el Creador, amando en Él a todas las criaturas, según su santa voluntad.  Y si cada una se comporta así, en el espíritu de fervor, le proporcionará alegría a la Iglesia.

552            Además de los votos veo una regla importantísima; aunque todas son importantes, ésta la pongo en el primer lugar y es el silencio.  De verdad, si esta regla fuera observada rigurosamente, yo estaría tranquila por las demás.  Las mujeres tienen una gran inclinación a hablar.  De verdad, el Espíritu Santo no habla a un alma distraída y charlatana, sino que, por medio de sus silenciosas inspiraciones, habla a un alma recogida, a un alma silenciosa.  Si se observara rigurosamente el silencio, no habría murmuraciones, amarguras, maledicencias, chismes, no seria tan maltratado el amor (23) del prójimo, en una palabra, muchas faltas se evitarían.  Los labios callados son el oro puro y dan testimonio de la santidad interior.

553            Pero en seguida quiero hablar de otra regla, es decir del hablar.  Callar cuando se debe halar, es una imperfección y a veces hasta un pecado.  Así, que todas tomen parte en el recreo, y que la Superiora no exima a las hermanas del recreo, si no es por alguna razón muy importante.  Los recreos deben ser alegres en el espíritu de Dios.  Los recreos nos dan la oportunidad de conocernos mejor; que cada una exprese su opinión con sencillez para edificar a las demás y no en el espíritu de alguna superioridad ni, Dios nos libre, para reñir.  Eso no correspondería con la perfección ni con el espíritu de nuestra vocación que debe distinguirse por el amor.  Dos veces al día habrá recreos de media hora.  Pero si alguna hermana interrumpe el silencio (24) tiene la obligación de acusarse en seguida ante la Superiora y pedir la penitencia que la Superiora, por esa falta, aplique una penitencia pública y si no fuera así, ella misma respondería ante el Señor.

554            Sobre la clausura [199].  En los lugares delimitados de la clausura no podrá entrar nadie sin una autorización especial del ordinario y esto en casos excepcionales, es decir, la administración de los sacramentos a los enfermos, o la asistencia y la preparación para la muerte, o en ocasión de los ritos fúnebres.  Puede suceder también la absoluta necesidad de dejar entrar a la clausura a un obrero para hacer alguna reparación en el convento, pero antes debe haber un permiso especial.  La puerta que conduce a la clausura debe estar siempre cerrada y de la llave dispondrá solamente la Superiora.

555            Sobre el acceso al locutorio.  Ninguna hermana irá al locutorio sin un permiso especial de la Superiora y la Superiora no debe conceder fácilmente los permisos para ir (25) con frecuencia al locutorio.  Las que han muerto para el mundo, no deben volver a él ni siquiera a través del coloquio.  Pero si la Superiora considera oportuno que alguna hermana vaya al locutorio, debe atenerse a las siguientes indicaciones:  acompañe ella misma a aquella hermana y si no puede, designe a una suplente, y ésta está obligada a la discreción, no repetirá lo que habrá oído en el locutorio, pero informará de todo a la Superiora.  Los coloquios deben ser breves, a menos que el respeto a la persona la detiene un poco, pero nunca descorrerá la cortina, a no ser en casos excepcionales, como puede ser por un insistente pedido del padre o de la madre.

556            Sobre las cartas.  Cada hermana puede escribir cartas selladas al ordinario de quien depende la casa; fuera de eso, pedirán permiso por cada carta y la entregaran abierta a la Superiora, y la Superiora debe guiarse por el espíritu de amor (26) y por prudencia.  Tiene el derecho de despachar o de retenerla, según lo que será para la mayor gloria de Dios, pero desearía mucho que de esos escritos haya lo menos posible: ayudemos a las almas con la plegaria y la mortificación y no con cartas.

557            Sobre la confesión.  El ordinario designara a los confesores para la Comunidad, tanto al ordinario como al extraordinario.  El confesor ordinario será uno y escuchara las confesiones de toda la Comunidad una vez por semana.  El confesor extraordinario vendrá cada tres meses y cada hermana tiene la obligación de presentarse a él aunque no tenga la intención de hacer una verdadera confesión.  Ni el confesor ordinario ni el extraordinario permanecerá en su cargo mas de tres años; al final del trienio habrá una votación secreta y según ella la Superiora presentara el pedido de las hermanas al ordinario; de todas maneras, el confesor puede ser designado para el segundo y también para el tercer (27) trienio.  Las religiosas se confesaran junto a la reja cerrada; también las conferencias serán pronunciadas para la Comunidad a través de la reja cubierta con la cortina oscura.  Las hermanas no hablaran nunca entre si de la confesión ni de los confesores, mas bien rueguen por ellos para que Dios los ilumine en dirigir sus almas.

558            Sobre la Santa Comunión.  Las hermanas no deben hablar de cuáles de ellas se acercan a la Santa Comunión con menos frecuencia y cuáles más a menudo.  Se abstengan de dar juicios en esta materia a la que no tienen derecho; cualquier juicio respecto a esto pertenece exclusivamente al confesor.  La Superiora puede preguntar a una hermana dada, pero no para conocer la razón por la cual no se acerca a la Santa Comunión, sino mas bien, para facilitarle la confesión.  Que las Superioras no se atrevan a entrar en el ámbito de las conciencias de las hermanas.  A veces, la Superiora puede disponer que la Comunidad ofrezca (28) la Comunión por cierta intención.  Cada una debe aspirar a la máxima pureza del alma para poder recibir diariamente al Huésped Divino.

559            Una vez, al entrar en la capilla, vi. los muros de una casa como abandonada [200], las ventanas estaban sin cristales, las puertas no terminadas sin hojas, sólo tenían los marcos.  De repente oí en el alma estas palabras:  Aquí debe estar aquel convento.  A decir verdad, no me agradó mucho que había de estar en aquellas ruinas.

560            Jueves.  Me sentía muy apremiada para dar comienzo a la obra lo antes posible, según el deseo del Señor.  Cuando fui a confesarme, antepuse una opinión mía a la opinión del confesor.  En un primer momento no me di cuenta de ello, pero mientras rezaba la Hora Santa, vi. al Señor Jesús (29) con el aspecto que tiene en la imagen y me dijo que comunicara al confesor y a las Superioras todo lo que me decía y exigía.  Y haz solamente aquello para lo que recibirás permiso.  Y me dió a conocer Jesús, lo mucho que le desagrada el alma arbitraria; en aquella alma me reconocí a mi misma.  Advertí en mí la sombra de arbitrariedad, me deshice en polvo delante de su Majestad y con el corazón despedazado, le pedí perdón.  Pero Jesús no me permitió permanecer mucho tiempo en tal disposición, sino que su divina mirada llenó mi alma con un gozo tan grande que no encuentro palabras para expresarlo.  Y me dio a conocer Jesús que debía preguntarle y consultarle más.  De verdad, qué dulce es la mirada de mi Señor.  Su mirada penetra mi alma hacia los lugares mas secretos, mi espíritu se entiendo con Dios sin pronunciar ni una sola palabra; siento que Él vive en mi y yo en Él.

561            (30) Una vez vi. aquella imagen [201] [en] una pequeña capillita y en un momento vi. que de aquella pequeña capillita se hizo un templo grande y bello, y en aquel templo vi. a la Santísima Virgen con el Niño en los brazos.  Luego el Niño Jesús desapareció de los brazos de la Virgen y vi una imagen viva de Jesús crucificado.  La Virgen me dijo que me comportara como Ella:  a pesar de los gozos, siempre mirara fijamente la cruz y me dijo también que las gracias que Dios me concedía no eran solamente para mí sino también para otras almas.

562            El Niño Jesús que veo durante la Santa Misa no es siempre igual, a veces muy alegre, a veces no mira nada hacia la capilla.  Ahora, la mayoría de las veces está alegre cuando nuestro confesor [202] celebra la Santa Misa.  Me sorprendí mucho al ver cuánto lo amaba el pequeño Niño Jesús.  A veces lo veo con un delantalcito [203] de color.

563            (31)Antes de venir a Vilna y antes de conocer a este confesor, una vez había visto una iglesia no muy grande y junto a ella esta Comunidad.  El convento tenía doce celdas, cada religiosa iba a tener su celda particular.  Vi al sacerdote que ayudaba a arreglar el convento y a quien conocí unos años mas tarde, pero ya lo había conocido en visión.  Vi su gran abnegación en arreglar todo en aquel convento y le ayudaba otro sacerdote que no he conocido hasta el momento.  Vi las rejas de hierro tapadas con un paño oscuro.  A aquella iglesia las hermanas no iban.

564            El día de la Inmaculada Concepción de la Virgen.  Durante la Santa Misa oí el susurro de ropas y vi a la Santísima Virgen en un misterioso, bello resplandor.  Tenía una túnica blanca con una faja (32) azul y me dijo:  Me das una gran alegría adorando a la Santísima Trinidad por las gracias y los privilegios que me ha concedido, y desapareció enseguida.

Diario de Santa Faustina 489-521

489 Salida de Vilna a Cracovia para los ejercicios espirituales de ocho días.

El viernes por la noche durante el rosario cuando pensaba en el viaje del día siguiente y en la importancia de la cuestión que iba a presentar al Padre Andrasz [184], me invadió el miedo viendo claramente mi miseria y mi inaptitud frente a la grandeza de la obra de Dios.  Aplastada por ese sufrimiento, me sometí a la voluntad de Dios.  En aquel instante vi a Jesús junto a mi reclinatorio, con una túnica clara, y me dijo estas palabras:  ¿Por qué tienes miedo de cumplir Mi voluntad?  ¿Crees que no te ayudaré como hasta ahora?  Repite cada exigencia Mía delante de aquellos que Me sustituyen en la tierra y haz solamente lo que te manden.  En aquel momento una [gran] fuerza entró en mi alma.

490 A la mañana siguiente vi. al Ángel Custodio que me acompañó en el viaje hasta Varsovia.  Cuando entramos al convento desapareció.  Cuando pasábamos junto a una pequeña capillita para saludar a las Superioras, en un momento me envolvió la presencia de Dios y el Señor me llenó del fuego de su amor.  En tales momentos siempre conozco mejor la grandeza de su Majestad.

Al subirnos al tren de Varsovia a Cracovia, vi nuevamente a mi Ángel Custodio junto a mí, que rezaba contemplando a Dios, y mi pensamiento lo siguió, y cuando entramos en la puerta del convento desapareció.

491 Al entrar en la capilla, la Majestad de Dios me envolvió otra vez, me sentía sumergida totalmente en dios, toda sumergida en Él y penetrada, viendo cuánto el Padre Celestial nos ama.  Oh, qué gran felicidad llena mi alma por el conocimiento de Dios, de la vida de Dios.  Deseo compartir esta felicidad con todos los hombres, no puedo encerrar esta felicidad en mi corazón solamente, porque sus rayos me queman y hacen estallar mi pecho y mis entrañas.  Deseo atravesar el mundo entero y hablar a las almas de la gran misericordia de Dios.  Oh sacerdotes, ayúdenme en esto, usen las palabras mas convincentes sobre su misericordia, porque toda expresión es muy débil para expresar lo misericordioso que es.

           +

(203) JMJ                                                                                  Cracovia 20 X 1935

492 Ejercicios espirituales de ocho días.

Oh Dios Eterno, Bondad misma, inconcebible en Tu misericordia por ninguna mente humana ni angélica, ayúdame, una niña débil, a cumplir Tu santa voluntad, tal y como me la das a conocer.  No deseo otra cosa que cumplir los deseos de Dios.  He aquí, Señor, mi alma y mi cuerpo, mi mente y mi voluntad, mi corazón y todo mi amor y dispón de mí según Tus eternos designios.

493  Después de la Santa Comunión mi alma fue inundada nuevamente por el amor de Dios.  Gozo de su grandeza; aquí veo claramente su voluntad la cual debo cumplir y a la vez veo mi debilidad y mi miseria, veo que sin su ayuda no puedo hacer nada.

494  En el segundo día de los ejercicios espirituales.

Antes de ir al locutorio del Padre Andrasz, sentí el miedo debido a que, después de todo, el secreto existe solamente en el confesionario; fue un temor infundado.  La madre Superiora me tranquilizó con una sola palabra.  Pero cuando entré en la capilla, oí en el alma estas palabras:  Deseo que para con Mí suplente seas tan sincera y simple como una niña, así como eres Conmigo; de lo contrario te abandonaré y no Me relacionaré contigo.

De veras, Dios me concedió esta gran gracia de la confianza absoluta y, terminada la conversación, Dios me concedió la gracia de una profunda serenidad y de luz respecto a estas cosas.

495  Oh Jesús, Luz eterna, ilumina mi mente, fortalece mi voluntad e incendia mi corazón.  Quédate conmigo como me has prometido, porque sin Ti no soy nada.  Tú sabes, oh Jesús mío, lo débil que soy seguro que no tengo que decírtelo, ya que tú eres quien sabe mejor lo miserable que soy.  En Ti toda mi fuerza.

496  (204)  El día de la confesión.

Desde la primera hora empecé a sentir la lucha interior tan fuerte como nunca antes.  El abandono total de parte de Dios; sentí toda la debilidad que soy, me agobiaban los pensamientos:  ¿Por qué debería abandonar este convento donde me quieren las hermanas y las Superioras?, la vida [es] tan tranquila; ligada por los votos perpetuos, cumplo mis deberes con facilidad; ¿por qué escuchar la voz de la conciencia? ¿por qué seguir fielmente la inspiración?  ¿quién sabe de quién proviene?  ¿no es mejor comportarme como todas las hermanas?  Quizá pueda sofocar las palabras del Señor, sin hacerles caso.  Quizá Dios no me pida hacer cuentas de ellas en el día del juicio.  ¿A dónde me llevará esta voz interior?  Si la sigo, me esperan terribles tribulaciones, sufrimientos y contrariedades; tengo miedo del futuro y en el día de hoy estoy agonizando.

Ese sufrimiento duró el día entero con igual tensión.  Al anochecer, al acercarme a la confesión, a pesar de haberme preparado antes, no pude confesarme en absoluto; recibí la absolución, me alejé sin saber lo que pasaba conmigo.  Al acostarme, el sufrimiento creció al máximo grado, o mejor dicho se transformó en un fuego que como un relámpago penetró todas las facultades del alma, hasta la medula de los huesos, hasta la más secreta célula del corazón.  En ese sufrimiento no lograba hacer nada:  Que se haga Tu voluntad, Señor; pero en algunos momentos ni siquiera pude pensar en eso; de verdad, me ahogaba un miedo mortal y me tocaba el fuego infernal.  En la madrugada reinó el silencio y los sufrimientos desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos, pero sentía un agotamiento tan tremendo que no pude hacer el mas pequeño movimiento; poco a poco me volvía las fuerzas mientras hablaba con la Madre Superiora, pero solamente Dios sabe cómo me sentí durante todo el día.

497  Oh Verdad eterna, Palabra encarnada que has cumplido la voluntad de Tu Padre de manera mas fiel, hoy me vuelvo mártir de Tus inspiraciones por no poder realizarlas, visto que carezco de mi propia voluntad; a pesar de conocer claramente Tu santa voluntad (205) dentro de mi, me someto en todo a la voluntad de las Superioras y del confesor; yo la cumpliré en la medida en que Tu me lo permitas por medio de Tu representante.  Oh Jesús mío, antepongo la voz de la Iglesia a la voz con la cual Tú me hablas.

498  Después de la Santa Comunión.

Vi a Jesús, como siempre, diciéndome estas palabras:  Apoya tu cabeza en Mi brazo y descansa y toma fuerza.  Yo estoy siempre contigo.  Dile al amigo de Mi Corazón, dile, que Me sirvo de tan débiles criaturas para realizar Mis obras.  Después mi espíritu fue fortalecido con una extraña fuerza.  Dile que le permití conocer tu debilidad en la confesión, lo que eres por ti misma.

499  Cada lucha mantenida con valentía me trae alegría y paz, luz y experiencia, animo para el futuro, honor y gloria a Dios y a mí la recompensa final.

Hoy es la fiesta de cristo Rey [185].

500 Durante la Santa Misa rogué con fervor que Jesús sea el Rey de todos los corazones, que la gracia de Dios resplandezca en cada alma.  Entonces vi a Jesús, tal y como está pintado en esta imagen, diciéndome estas palabras:  Hija Mía, Me rindes la mayor gloria cumpliendo fielmente Mis deseos.

501 Oh, qué grande es Tu belleza, Jesús, Esposo mío, Flor viva, vivificante, en la que está encerrado el rocío que da la vida al alma sedienta.  En Ti se sumergió mi alma.  Tu solamente eres el objeto de mis aspiraciones y de mis deseos, úneme lo mas estrecho posible a Ti y al Padre y al Espíritu Santo para que viva y muera en Ti.

502  Sólo el amor tiene importancia, es él que eleva nuestras más pequeñas acciones hasta la infinidad.

503  Oh Jesús mío, de verdad, yo no sabría vivir sin Ti, mi espíritu se ha fundido con el Tuyo.  Nadie lo comprenderá bien, primero hay que vivir de Ti para conocerte en los demás.

(206)                                                                                                                                                                              Cracovia 25 X 1935

504  Propósitos después de los ejercicios espirituales.

No hacer nada sin el permiso del confesor y la aceptación de las Superioras en todo y especialmente en las inspiraciones y las exigencias del Señor.

Todos los momentos libres los pasaré con el Huésped Divino dentro de mí; procuraré mantener el silencio interior y exterior para que Jesús descanse en mi corazón.

Mi descanso mas grato será en servir y ser disponible a las hermanas.  Olvidarme de mi misma y      pensar en agradar a las hermanas.

No me justificaré ni excusaré de ningún reproche que me hagan, permitiré juzgarme por cualquiera y  en cualquier modo.

Tengo a un solo Confidente a quien revelo todo y lo es Jesús en la Eucaristía y en substitución de Él, el confesor.

En todos los sufrimientos del alma o del cuerpo, en las tinieblas o en el abandono me callaré como una paloma sin quejarme.

Me anonadaré en cada momento como una victima [postrándome] a sus pies para impetrar         misericordia por las pobres almas.

505         Toda mi nulidad se ahoga en el mar de Tu misericordia; con la confianza del niño me arrojo entre Tus brazos, Padre de Misericordia, para compensarte de la desconfianza de tantas almas que tienen miedo de confiar en Ti.  Oh, qué pequeño es el numero de almas que Te conocen verdaderamente.  Oh, cómo deseo que la Fiesta de la Misericordia sea conocida por las almas.  La misericordia es la corona de Tus obras; Tú dispones todo con el cariño de la madre más tierna.

                      +

506   (207) JMJ                                                                                                        Cracovia 27 X 1935

         Padre Andrasz – consejo espiritual.

No hacer nada sin el consentimiento de las Superioras.  Esta cuestión hay que reflexionarla bien y rezar mucho.  En estas cosas hay que ser muy prudente, ya que usted, hermana, tiene aquí la voluntad de Dios segura y evidente, porque está unida a esta orden por los votos, perpetuos además; pues no debe haber dudas, y lo que tiene dentro de si, son apenas relámpagos de la creación de algo.  Dios puede hacer algún cambio, pero estas cosas suceden muy raramente.  Hasta que usted no reciba un conocimiento más evidente, no tenga prisa.  Las obras de Dios van lentamente; si son de Dios, los conocerá claramente y si no, se esfumarán y usted obedeciendo no se extraviará.  Pero debe hablar de todo sinceramente con el confesor y escucharlo ciegamente.

         Ahora no le queda, hermana, otra cosa que aceptar el sufrimiento hasta que esto se aclare, es decir, hasta la solución de este problema.  Su disposición respecto a estas cosas es buena y siga así, llena de sencillez y de espíritu de obediencia es una buena señal.  Si usted, hermana, sigue en esta disposición, Dios no le permitirá extraviarse; en la medida en que es posible, mantenerse alejada de estas cosas y si, a pesar de eso, suceden, tomarlas con tranquilidad, no tener miedo de nada.  Está en las buenas manos de Dios tan bueno.  En todo lo que me ha dicho, no veo ninguna ilusión ni contradicción a la fe:  éstas son las cosas buenas de por si y hasta seria bueno que hubiera un grupo de almas que pidieran a Dios por el mundo, porque todos necesitamos oraciones.  Tiene un buen director espiritual y aténgase a él y esté tranquila.  Sea fiel a la voluntad de Dios y cúmplala.  En cuanto a las tareas, haga lo que manden, tal y como lo manden aunque fuera una cosa mas humillante y penosa.  Elija siempre el último lugar y entonces le dirán: Siéntate mas arriba.  En el alma y en el comportamiento debe considerarse la ultima de toda la casa y de toda la Congregación.  En todo y siempre la máxima fidelidad a Dios.

507     (208)  Deseo, Jesús mío, sufrir y arder con el fuego del amor en todos los acontecimientos de la vida.  Pertenezco a Ti entera, deseo abismarme en Ti, oh Jesús, deseo perderme en Tu divina belleza.  Tú me persigues, Señor, con Tu amor, como un rayo del sol penetras dentro de mí y transformas la oscuridad de mi alma en Tu claridad.  Siento bien que vivo en Ti como una chispa pequeñita absorbida por un ardor increíble, en que Tú ardes, oh Trinidad impenetrable.  No existe un gozo mayor que el amor de Dios.  Ya aquí en la tierra podemos gustar la vida de los habitantes del cielo por medio de una estrecha unidad con Dios, misteriosa y a veces inconcebible para nosotros.  Se puede obtener la misma gracia con la simple fidelidad del alma.

508            Cuando se apodera de mi el sentido de desgana y de monotonía en cuanto a mis deberes, entonces me recuerdo de que estoy en la casa del Señor donde no hay nada pequeño, donde de la pequeña acción mía, llevada acabo con la intención dirigida al cielo, puede depender la gloria de la Iglesia y el progreso de mas de un alma, pues no hay nada pequeño en el convento.

509            Entre las contrariedades que estoy experimentando, recuerdo que el tiempo de la lucha no ha terminado, me armo de paciencia y de este modo venzo a mi adversario.

510            No busco con curiosidad la perfección en ninguna parte, sino que penetro en el espíritu de Jesús y contemplo sus acciones que tengo relatadas en el evangelio y aunque viviera mil años, no agotaría lo que en él esta contenido.

511            Cuando mis intenciones no son aceptadas y [mas bien] condenadas, no me sorprendo mucho, ya que sé que solamente Dios penetra mi corazón.  La verdad no se pierde y el corazón herido se tranquilizara con el tiempo y mi espíritu se fortalece en las contrariedades.  No siempre escucho lo que me dice el corazón, sino que pido a Dios luz; cuando siento que he recuperado el equilibrio, entonces hablo más.

512                                  512        (209) El día de la renovación de los votos.  La presencia de Dios inundó mi alma.  Durante la Santa Misa vi. a Jesús que me dijo estas palabras: Tú eres para Mí un gran gozo, tu amor y tu humildad hacen que dejo los tronos del cielo y Me uno a ti.  El amor allana el abismo que hay entre Mi grandeza y tu nulidad.

513            El amor inunda mi alma, estoy sumergida en el océano del amor, siento que me desmayo y me pierdo completamente en Él.

514            Oh Jesús, haz a mi corazón semejante al Tuyo, o más bien transfórmalo en Tu propio [Corazón] para que pueda sentir las necesidades de otros corazones y, especialmente, de los que sufren y están tristes.  Que los rayos de la misericordia descansen en mi corazón.

515            Una vez, al anochecer, cuando paseaba por la huerta rezando el rosario, llegué hasta el cementerio [186], entreabrí la puerta y me puse a rezar un momento y les pregunté a ellas dentro de mí:  ¿Seguramente serán muy felices?  De repente oí estas palabras:  Somos felices en la medida en que hemos cumplido la voluntad de Dios… y después, el silencio como antes.  Me ensimismé y pensé mucho tiempo cómo yo cumplo la voluntad de Dios y cómo aprovecho el tiempo que Dios me concede.

516            Ese mismo día, cuando fui a descansar, durante la noche me vino a visitar un alma pequeña que golpeando en la mesilla de noche, me despertó y pidió oración.  Quise preguntarle quien era, pero mortifiqué mi curiosidad y uní esa pequeña mortificación a la oración y la ofrecí por ella.

517            Una vez, cuando fui a visitar a una hermana enferma [187] que tenia ya ochenta y cuatro años y se distinguía por muchas virtudes, le pregunté:  ¿Seguramente ya estará usted, hermana, preparada a presentarse delante del Señor?  Me contestó que durante toda la vida venia preparándose para esta ultima hora y añadió que la edad no dispensa de la lucha.

518            (210) + En víspera del día de los difuntos, cuanto al atardecer fui al cementerio que estaba cerrado, pero entreabrí un poco la puerta y dije:  Si desean, queridas almas, alguna cosa, la haré con gusto, dentro de lo que me permite la regla.  Entonces oí estas palabras:  Cumple la voluntad de Dios.  Nosotras somos felices en la medida en que hemos cumplido la voluntad de Dios.

519            Por la noche aquellas almas vinieron y me pidieron orar; recé mucho por ellas.  Mientras la procesión volvía del cementerio, vi una multitud de almas que junto con nosotras iban a la capilla, rezaban junto con nosotras.  Recé mucho porque tenia el permiso de las Superioras [188].

520            En la noche volvió a visitarme un alma que ya había visto anteriormente, pero esa alma no me pidió oraciones, sino que me reprochó que antes yo era muy vanidosa y soberbia, y ahora intercedes tanto por otros teniendo aun algunos defectos.  Contesté que había sido muy soberbia y vanidosa, pero que ya me confesé e hice penitencia por mi estupidez y confío en la bondad de mi Dios, y si ahora caigo, es más bien involuntariamente y nunca con premeditación, aunque sea en la cosa más pequeña.  Sin embargo aquella alma empezó a hacerme reproches:  ¿Por qué no quieres reconocer mi grandeza?  Todos me reconocen por mis grandes obras, ¿por qué solamente tú no me das gloria?  Entonces vi que en aquella figura estaba Satanás y dije:  A Dios Mismo es debido la gloria, ¡lárgate, Satanás!  Y de inmediato esa alma cayó en un abismo horrible, inconcebible, indescriptible; y dije a aquella miserable alma que yo se lo diría a toda la Iglesia.

521            El sábado volvimos ya de Cracovia a Vilna.  En el camino pasamos por Czestochowa.  Cuando recé delante de la imagen milagrosa, sentí que eran agradables [la frase interrumpida].