La Coronilla a la Divina Misericordia


El Señor Jesús dictó esta oración a Sor Faustina entre el 13 y el 14 de septiembre de 1935 en Vilna, como una oración para aplacar la ira Divina.(ver Diario 474-476) .

Las personas que rezan esta coronilla ofrecen a Dios Padre “el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesucristo” como propiciación por sus pecados, los de sus familiares y los del mundo entero. Al unirse al sacrificio de Jesús, apelan a este amor con el que Dios Padre ama a su Hijo y El a todas las personas.
Como el Padre me amó, también Yo los he amado a ustedes.” (Lc.15. 9)

En esta oración piden también “misericordia para nosotros y el mundo entero” haciendo, de este modo, un acto de misericordia.
Agregando a ello una actitud de confianza y cumpliendo las condiciones que deben caracterizar cada oración buena (la humildad, la perseverancia, la sumisión a la voluntad de Dios), los fieles pueden esperar el cumplimiento de las promesas de Cristo que se refieren especialmente a la hora de la muerte: la gracia de la conversión y una muerte serena.

Palabras de Jesús: “A quienes recen esta coronilla, me complazco en darles todo lo que me pidan.” (Diario, 1541)

Así todo lo que pidan al Padre en Mi nombre, El se los concederá.”
(Lc. 15.16)

A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en la vida y especialmente a la hora de la muerte(Diario, 754).
Oh que gracias más grandes concederé a las almas que recen esta coronilla; las entrañas de Mi misericordia se enternecen por quienes rezan esta coronilla. Anota estas palabras, Hija Mía, habla al mundo entero de Mi Misericordia para que toda la humanidad conozca la infinita misericordia Mía. (Diario 848)Escribe: cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador Misericordioso.” (Diario 1541)





La Hora de la Misericordia

“Jesús, con un grito, exclamó: Padre en tus manos encomiendo mi espíritu. Y diciendo esto expiró.” (Lc.23.46)

El día 10 de Octubre de 1937, en circunstancias poco aclaradas por Sor Faustina, el Señor Jesús encomendó adorar la hora de su muerte:
“Te recuerdo, hija Mía, que cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada (145) alma.” (D 1572)

El Señor Jesús definió bastante claramente los propios modos de orar de esta forma de culto a la Divina Misericordia. “Hija mía, en esa hora – dijo a Sor faustina – procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan los deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés. Aunque sea por un brevísimo instante. Exijo el culto a Mi misericordia de cada criatura, pero primero de ti, ya que a ti te he dado a conocer este misterio de modo más profundo" (Diario 1572)

El Padre Rózycki habla de tres condiciones para que sean escuchadas las oraciones a esa hora:
1. La oración ha de ser dirigida a Jesús.
2. Ha de ser rezada a las tres de la tarde.
3. Ha de apelar a los valores y méritos de la Pasión del Señor.

“En esa hora – prometió Jesús – puedes obtener todo lo que pidas para ti o para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia” (Diario 1572)

Fuentes: Diario de Santa Faustina “La Divina Misericordia en mi alma” – “La Biblia”

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