La Fiesta de la Misericordia

Fuentes: El Libro del Pueblo de Dios “LA BIBLIA”
DIARIO de Santa Faustina “La Divina Misericordia en mi alma”
Homilía de Canonización de Santa Faustina (Juan Pablo II)


“Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. (...) Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos" (Jn 20,21-23)
“Cristo resucitado en el Cenáculo da el gran anuncio de la Misericordia Divina y confía su ministerio a los Apóstoles.” (Juan Pablo II)

Fiesta de la Misericordia. De entre todas las formas de la devoción a la Divina Misericordia reveladas por Sor Faustina, ésta es la que tiene mayor importancia.

La Fiesta no es solamente un día de adoración a Dios en el misterio de su Misericordia, sino también un tiempo en el que Dios colma de gracias a la humanidad. “Deseo – dijo el Señor Jesús- que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores” (Diario 699). Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi Misericordia. Si no adoran Mi misericordia morirán para siempre. (Diario 965).

Las promesas extraordinarias que el Señor Jesús vinculó a la Fiesta demuestran la grandeza de la misma. “Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. (Indulgencia Plenaria) En ese día están abiertas todas las compuertas Divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. (Diario 699)

Para poder recibir estos grandes dones hay que cumplir las condiciones de la devoción a la Divina Misericordia (confiar en la bondad de Dios y amar activamente al prójimo), estar en el estado de gracia santificante (después de confesarse) y recibir dignamente la Santa Comunión. "Ese día los sacerdotes deben hablar a las almas sobre Mi misericordia infinita” (Diario, 570)
La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi Misericordia” (Diario 699)

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