270
(121) Un consejo del Rev. Sopocko.
Sin humildad no podemos agradar a
Dios. Ejercítate en el tercer grado de
la humildad, es decir no solamente no recurras a explicaciones y
justificaciones cuando te reprochen algo, sino que alégrate de la humillación.
Si las cosas de las que me hablas, proceden verdaderamente de Dios,
entonces prepara tu alma a grandes sufrimientos. Encontrarás desaprobaciones y
persecuciones. Te van a mirar como a una
histérica, una extravagante, pero Dios no escatimará su gracia. Las verdaderas obras de Dios siempre
enfrentan dificultades y se caracterizan por el sufrimiento. Si Dios quiere realizar algo, tarde o
temprano, lo realizará, lo realizará a pesar de las dificultades y tú, mientras
tanto, ármate de gran paciencia.
271 Cuando
el Rev. Sopocko fue a la Tierra Santa, confesaba a la Comunidad el Padre
jesuita, Dabrowski [127]. Durante una confesión
me preguntó si estaba consciente de la vida superior que había en mi alma y que
era de un grado sumamente alto. Contesté
que estaba consciente de ello y de lo que sucedía en mi interior. A esto el Padre me contestó: No le está permitido, hermana, destruirlo en
su alma ni [puede] modificar nada por sí misma.
No en todas las almas es evidente esta gran felicidad de la vida superior,
en usted, hermana, es visible, porque es de un grado altísimo. Tenga cuidado, hermana, de no malgastar estas
grandísimas gracias de Dios, grande por su [la frase interrumpida].
272 Antes,
sin embargo, este Padre me había expuesto a muchas pruebas. Y cuando le dije que el Señor quería de mí
aquellas cosas [128], se burló de mí y me hizo venir a confesarme a las ocho de
la noche. Y cuando fui a las ocho, el
hermano estaba cerrando ya la iglesia. Y
cuando le dije que informara al Padre que yo había venido (122) y que había
sido el Padre que me había dicho venir a esa hora, el buen frailecito fue y
advirtió al Padre. El Padre le ordenó
decirme que a esa hora los Padres no confesaban. Y volví a casa con nada y no me confesé más
con él, pero hice por él una hora de adoración y ciertas mortificaciones, para
impetrarle la luz de Dios para que pudiera entender las almas. Pues, cuando el Rev. Sopocko salía y él lo sustituía,
me vi. obligada a confesarme con él. Sin
embargo, si bien antes no quería reconocerlas, ahora me obliga a una gran
fidelidad a estas inspiraciones interiores.
A veces Dios permite que sucedan esas cosas, pero sea adorado en
todo. Pero es necesaria, sin embargo,
una gran gracia para no vacilar.
273
Ejercicios espirituales anuales 10 I 1934.
Oh
Jesús mío, se acerca nuevamente el momento en que me quedaré Contigo a
solas. Oh Jesús, Te ruego con todo mi corazón,
permíteme conocer lo que no Te agrada en mí y al mismo tiempo dame a conocer lo
que tengo que hacer para agradarte más.
No me niegues esta gracia y quédate conmigo. Yo sé que sin Ti, oh Señor, mis esfuerzos
valen poco. Oh, cuánto me alegro de Tu
grandeza, oh Señor. Cuanto más Te
conozco, tanto mas ardientemente Te deseo y anhelo.
274 Jesús
me concedió el conocimiento de mi misma.
En esta luz de Dios veo mi defecto principal, es la soberbia, su característica
el cerrarme en mi misma, la falta de sencillez en las relaciones con la Madre
Superiora [129].
La
segunda iluminación, respecto al hablar.
A veces hablo demasiado. Para un
asunto que podría ser solucionado con dos o tres palabras, yo empleo demasiado
tiempo. Mientras tanto Jesús desea que
ese tiempo yo lo emplee para pequeñas plegarias con indulgencias por las almas
del Purgatorio. Y me dice el Señor que
cada palabra será pesada el Día del Juicio.
(123) La tercera iluminación, respecto a
nuestra regla. Evito poco las ocasiones
que llevan a infringir la regla y especialmente en lo que concierne al
silencio. Me comportaré como si la regla
hubiera sido escrita solamente para mí y no es asunto mío ver cómo se comportan
los demás, con tal que yo me comporte como Dios desea.
Propósito. Cualquier cosa que Jesús desee de mi y que se
refiera a cosas exteriores, ir en seguida a decirlo a las Superioras; en el
trato con la Superiora procuraré ser abierta y sincera como un niño.
275 Jesús
ama a las almas escondidas. Una flor
escondida es la que mas perfume tiene dentro de sí. Buscar un retiro para el Corazón de Jesús en
mi propio interior. En los momentos
difíciles y dolorosos Te entono, oh Creador, un himno de la confianza, porque
el abismo de mi confianza hacia Ti, hacia Tu misericordia, es inconmensurable.
276 Desde el
momento en que empecé a amar el sufrimiento, este mismo dejó de ser sufrimiento
para mí. El sufrimiento es el alimento
continuo de mi alma.
277
No hablaré con cierta persona,
porque sé que a Jesús esto no le agrada y ella no saca de eso ningún provecho.
278
A los pies del Señor, Oh Jesús
escondido, Amor eterno, Vida nuestra, Divino Insensato que Te has olvidado de
Ti Mismo y nos ves solamente a nosotros.
Aún antes de crear el cielo y la tierra, nos llevabas en Tu Corazón. Oh Amor, oh abismo de Tu humillación, oh
misterio de felicidad, ¿por qué es tan pequeño el numero de los que Te
conocen? ¿Por qué no encuentras
reciprocidad? Oh Amor Divino, ¿por qué
ocultas Tu belleza? Oh Inconcebible e
Infinito, cuanto más Te conozco Te comprendo menos; pero como no alcanzo a
comprenderte, comprendo más Tu grandeza.
No envidio el fuego a los serafines, porque en mi corazón tengo
depositado un don mayor. (124) Ellos Te
admiran en éxtasis, pero Tu Sangre se une a la mía. El amor, es el cielo que nos está dado ya
aquí en la tierra. Oh, ¿por qué Te
escondes detrás de la fe? El amor rasga
el velo. No hay velo delante de los ojos
de mi alma, porque Tu Mismo me has atraído desde la eternidad al seno de un
amor misterioso. Oh indivisible
Trinidad, único Dios, a Ti honor y gloria por todos los siglos.
279 Dios me
dio a conocer en qué consiste el verdadero amor y me concedió la luz cómo demostrárselo
en la práctica. El verdadero amor a Dios
consiste en cumplir la voluntad de Dios.
Para demostrar a Dios el amor en la práctica, es necesario que todas
nuestras acciones, aun las más pequeñas, deriven del amor hacia Dios. Y me dijo el Señor: Niña Mía, mas que nada Me
agradas a través del sufrimiento. En tus
sufrimientos físicos, y también morales, hija Mía, no busques compasión de las
criaturas. Deseo que la fragancia de tus
sufrimientos sea pura, sin ninguna mezcla.
Exijo que te distancies no solamente de las criaturas, sino también de
ti misma. Hija Mía, quiero deleitarme
con el amor de tu corazón: amor puro,
virginal, intacto, sin ninguna sombra.
Hija Mía, cuanto más amaras el sufrimiento, tanto mas puro será tu amor
hacia Mí.
280 Jesús me
ordena celebrar la Fiesta de la Divina Misericordia el primer domingo después
de la Pascua de Resurrección por el recogimiento interior y por mortificación
exterior. Durante tres horas llevé un
cinturón [de hierro], orando incesantemente por los pecadores y para obtener
misericordia para el mundo entero; y Jesús me dijo: Hoy Mi
mirada se posa con complacencia sobre esta casa.
281 Siento muy
bien que mi misión no terminara con mi muerte, sino que empezará. Oh almas que dudan, les descorreré las
cortinas del cielo para convencerlas de la bondad de Dios, para que ya no
hirieran más el Dulcísimo Corazón de Jesús con desconfianza. Dios es Amor y Misericordia.
282 (125)
Una vez el Señor me dijo: Mi Corazón ha sido conmovido por una gran
compasión hacia ti, hija Mía queridísima, cuando te he visto hecha pedazos por
el gran dolor que sufrías mientras deplorabas tus pecados. Yo veo tu amor tan puro y sincero que te doy
la prioridad entre las vírgenes, tú eres el honor y la gloria de Mi Pasión. Veo cada humillación de tu alma y nada se
escapa a Mi atención; elevo a los humildes hasta Mi trono, porque así es Mi
voluntad.
283
Oh Dios único en la Santísima
Trinidad, deseo amarte como hasta ahora ninguna alma humana Te ha amado; y
aunque soy particularmente mísera y pequeñita, no obstante arrojé muy
profundamente el ancla de mi confianza en el abismo de Tu misericordia, oh Dios
y Creador mío. A pesar de mi gran
miseria no tengo miedo de nada, sino que espero cantar eternamente el himno de
la gloria. Que no dude alma ninguna
mientras viva, aunque sea la mas miserable, cada una puede ser una gran santa,
porque es grande el poder de la gracia de Dios.
De nosotros depende solamente no oponernos a la actuación de Dios.
284
Oh Jesús, ojala pudiera
transformarme en una neblina delante de Ti para cubrir la tierra con el fin de
que Tu santa mirada no vea los terribles crímenes. Oh Jesús, cuando miro el mundo y su
indiferencia frente a Ti, siempre me vienen lágrimas a los ojos, pero cuando
miro un alma consagrada que es tibia, entonces mi corazón sangra.
285
1934. Una vez vine a mi celda y estaba tan cansada
que antes de comenzar a desvestirme tuve que descansar un momento, y cuando
estaba desvestida, una de las hermanas me pidió que le trajera un vaso de agua
caliente. A pesar del cansancio, me
vestí rápidamente y le traje el agua que (126) deseaba, aunque de la cocina a
la celda había un buen trecho de camino y el barro llegaba a los tobillos. Al entrar en mi celda vi. un copón con el Santísimo
Sacramento y oí esta voz: Toma este copón y llévalo al tabernáculo. En un primer momento vacilé, pero me acerqué
y cuando toqué el copón, oí estas palabras:
Con el mismo amor con que te
acercas a Mi, acércate a cada una de las hermanas y todo lo que haces a ellas
Me lo haces a Mi. Después de un
momento me di cuenta de que estaba sola.
286
+ Una vez, cuando se hacia la adoración por
nuestra patria, un dolor estrechó mi alma y empecé a orar de modo
siguiente: Jesús Misericordiosísimo, Te
pido por la intercesión de Tus Santos y, especialmente, por la intercesión de
Tu Amadísima Madre, que Te crió desde la niñez, Te ruego bendigas a mi
patria. Jesús, no mires nuestros
pecados, sino las lagrimas de los niños pequeños, el hambre y el frío que
sufren. Jesús, en nombre de estos
inocentes, concédeme la gracia que Te pido para mi patria. En aquel instante vi. al Señor Jesús con los
ojos llenos de lagrimas y me dijo: Ves, hija Mía, cuánta compasión les tengo;
debes saber que son ellos los que sostienen el mundo.
287
+ Oh Jesús mío, cuando
observo la vida de las almas, veo que muchas Te sirven con cierta
desconfianza. Y en ciertos momentos,
especialmente cuando hay ocasión para demostrar el amor hacia Dios, justo
entonces veo cómo estas almas huyen del campo de batalla. Entonces me dijo Jesús: ¿Tu también,
hija Mía, quieres comportarte así? Le
contesté al Señor: Oh no, Jesús mío, no
me retiraré del campo de batalla, aunque el sudor de la muerte bañe mi frente,
no dejaré caer de la mano la espada, hasta que no descanse a los pies de la Santísima
Trinidad. Para cualquier cosa que hago,
no cuento con mis propias fuerzas, sino con la gracia de Dios. Con la gracia de Dios el alma puede superar
victoriosamente las más grandes dificultades.
288
(127) + Una vez, hablé con Jesús mucho tiempo de nuestras alumnas y animada
por su bondad le pregunté si también entre nuestras alumnas tenia almas que
eran un consuelo para su Corazón. Y el
Señor me contestó que las tenia, pero su
amor es débil, por eso las confío a tu cuidado especial; ruega por ellas.
Oh Dios Inmenso,
admiro Tu bondad. Tú eres el Señor de
las huestes celestiales y Te humillas de
ese modo hacia una miserable criatura.
Oh, con que ardor deseo amarte con cada latido de mi corazón. No me basta toda la superficie de la tierra,
el cielo es demasiado pequeño y el espacio celeste es nada. Únicamente Tu solo me bastas, Dios
Eterno. Sólo Tú puedes llenar la
profundidad de mi alma.
289
Los momentos más felices para
mi son aquellos cuando me quedo a solas con mi Señor. En aquellos momentos conozco la grandeza de
Dios y mi propia miseria.
Una vez Jesús me
dijo: No te extrañes si a veces sospechan de ti injustamente. Yo por amor a ti, fui el primero en beber
este cáliz de sufrimientos injustos.
290
Un día, cuando estaba muy
conmovida por la eternidad y sus misterios, mi alma empezó a tener miedo y
después de reflexionar un momento mas, empezaron a atormentarme varias
dudas. Entonces Jesús me dijo: Niña Mía,
no tengas miedo de la casa de tu Padre.
Deja a los sabios de este mundo las investigaciones inútiles. Yo quiero verte siempre como una niña
pequeña. Pregúntale todo con sencillez a
tu confesor y Yo te contestaré por su boca.
291
En cierta ocasión conocí a una
persona que pensaba cometer un pecado grave.
Pedí al Señor que me enviara los peores tormentos, para que aquella alma
fuera preservada. (128) De repente sentí en la cabeza el atroz dolor
de la corona de espinas. Eso duró
bastante tiempo, pero aquella persona permaneció en la gracia de Dios. Oh Jesús, que fácil es santificarse; es
necesario solamente un poco de buena voluntad.
Si Jesús descubre en el alma ese poquito de buena voluntad, entonces se
apresura a entregarse al alma y nada puede detenerlo, ni los errores, ni las caídas,
nada en lo absoluto. Jesús tiene prisa
por ayudar a esa alma, y si el alma es fiel a esta gracia de Dios, entonces en
muy poco tiempo puede llegar a la máxima santidad a la que una criatura puede
llegar aquí en la tierra. Dios es muy
generoso y no rehúsa a nadie su gracia, da más de lo que nosotros le
pedimos. La fidelidad en el cumplimiento
de las inspiraciones del Espíritu Santo es el camino mas corto.
292
+ Cuando un alma ama
sinceramente a Dios, no debe tener nada en su vida espiritual. Que se someta a la influencia de la gracia y
que no ponga límites a la unión con el Señor.
293
+ Cuando Jesús me fascinó con su belleza y me
atrajo a si, entonces vi. lo que no le agradaba en mi alma y decidí eliminarlo
a toda costa y con la ayuda de la gracia lo eliminé en seguida. Esta generosidad le agrado al Señor y desde
aquel momento Dios empezó a concederme gracias superiores. No hago ningunos razonamientos en la vida
interior, no analizo nada por cuales caminos me lleva el Espíritu Divino; me
basta saber que soy amada y que yo amo.
El amor puro me permite conocer a Dios y comprender muchos
misterios. El confesor es para mí un
oráculo, su palabra es sacrosanta para mí, estoy hablando del director
espiritual [130].
294
+ Una vez el Señor me
dijo: Compórtate como un mendigo que cuando recibe una limosna grande no la rehúsa,
sino que mas bien agradece con mas cordialidad; y tu también, si te concedo
unas gracias mas grandes, no las rehúses diciendo que eres indigna. Yo lo sé; pero tu mas bien alégrate y goza, y
toma tantos (129) tesoros de Mi Corazón cuantos puedes llevar, ya que haciendo así
Me agradas mas. Te diré algo más: no
tomes estas gracias solamente para ti, sino también para el prójimo, es decir
invita a las almas con las cuales estás en contacto a confiar en Mi
misericordia infinita. Oh cuanto amo a
las almas que se Me han confiado totalmente, haré todo por ellas.
295
+ En ese momento Jesús me
preguntó: Niña Mía, ¿cómo van tus ejercicios espirituales? Contesté:
Jesús, Tu bien sabes como me van.
Si, lo sé, pero quiero oírlo [de]
tu boca y [de] tu corazón. Oh mi
Maestro, cuando Tu me guías todo me va con facilidad y Te ruego, Señor, no Te
alejes nunca de mi. Y me dijo Jesús: Sí, estaré siempre junto a ti si eres siempre
una niña pequeña y no tengas miedo de nada; como he sido aquí tu principio, así
seré también tu fin. No cuentes con
ninguna criatura, ni siquiera en la cosa más pequeña, ya que esto no Me
agrada. Yo quiero estar en tu alma
solo. Fortificaré tu alma y te daré luz,
y conocerás por la boca de Mi sustituto que Yo estoy en ti, y la inquietud se desvanecerá
como una niebla ante los rayos del sol.
296
+ Oh Bien Supremo, deseo amarte
como hasta ahora nadie Te ha amado en la tierra. Deseo adorarte con cada momento de mi vida y
unir estrechamente mi voluntad a Tu santa voluntad. Mi vida no es monótona ni gris, sino variada
como un jardín de flores perfumadas, donde no sé que flor recoger primero; el
lirio del sufrimiento o la rosa del amor del prójimo o la violeta de la
humildad. No voy a enumerar estos
tesoros que cada día tengo en abundancia.
Es una gran cosa saber aprovechar el momento presente.
297
+ Oh Jesús, Luz Suprema, haz
que yo me conozca y penetra con Tu luz mi alma oscura, y llena de Ti el abismo
de mi alma, ya que solamente Tu […..].
298
Oh Jesús mío, Vida, Camino y
Verdad, Te ruego, tenme cerca de Ti, como la madre estrecha al seno a su niño
pequeño, ya que yo no soy solamente una niña incapaz, sino un cúmulo de miseria
y de nulidad.
299
(130) + Un secreto del
alma.
Vilna 1934
Una vez, cuando
el confesor me mandó preguntar al Señor Jesús por el significado de los dos
rayos que están en esta imagen [113]; contesté que sí, que se lo preguntaría al
Señor.
Durante la oración
oí interiormente estas palabras: Los dos rayos significan la Sangre y el
Agua. El rayo pálido simboliza el Agua
que justifica a las almas. El rayo rojo
simboliza la Sangre que es la vida de las almas ……………………………….
Ambos rayos brotaron de las entrañas mas profundas de
Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la
lanza.
Estos rayos protegen a las almas de la indignación de
Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la
sombra de ellos, porque no le alcanzara la justa mano de Dios. Deseo que el primer domingo después de la
Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la Misericordia.
300
+ Pide a Mi siervo fiel [132] que en aquel día hable al mundo entero
de esta gran misericordia Mía; que quien se acerque ese día a la Fuente de
Vida, recibirá el perdón total de las culpas y de las penas.
+ La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se
dirija con confianza a Mi misericordia.
+ Oh, cuánto Me hiere la desconfianza del alma. Esta alma reconoce que soy santo y justo, y
no cree que Yo soy la Misericordia, no confía en Mi bondad. También los demonios admiran Mi justicia,
pero no creen en Mi bondad.
Mi Corazón se alegra de este titulo de misericordia.
301
Proclama que la misericordia es el atributo más grande de Dios. Todas las obras de Mis manos están coronadas
por la misericordia.
302
(131) + Oh Amor Eterno, deseo
que Te conozcan todas las almas que has creado.
Desearía hacerme sacerdote, para hablar incesantemente de Tu
misericordia a las almas pecadoras, hundidas en la desesperación. Desearía ser misionero y llevar la luz de la
fe a los países salvajes para darte a conocer a las almas y morir en el
martirio, sacrificada por ellas como Tu has muerto por mi y por ellas. Oh Jesús, sé perfectamente que puedo ser
sacerdote, misionero y predicador, puedo morir en el martirio anonadándome
totalmente y negándome a mi misma por el amor hacia Ti, Jesús, y hacia las
almas inmortales. Un gran amor sabe
transformar las cosas pequeñas en cosas grandes y solamente el amor da valor a
nuestras acciones; y cuánto mas puro se hace nuestro amor, tanto menos tendrá
por destruir en nosotros el fuego del sufrimiento, y el sufrimiento dejará de
serlo para nosotros. Se convertirá en un
gozo. Con la gracia de Dios he recibido
ahora esta disposición del corazón, de que nunca estoy tan feliz como cuando
sufro por Jesús, al que amo con cada latido del corazón.
303
Una vez, cuando tenia un gran
sufrimiento, dejé mi trabajo para correr a Jesús y pedirle que me ayudara. Después de una corta plegaria volvi al trabajo llena de entusiasmo y alegria. En ese momento una hermana me dijo: Sin duda, hermana, usted tiene hoy muchas
consolaciones, dado que está tan radiante.
Dios seguramente no le da ningun sufrimiento, sino exclusivamente
consolaciones. Contesté: Usted, hermana, está equivocada, ya que
justamente cuando sufro mucho, mi gozo es mayor, mientras que cuando sufro
poco, tambien mi gozo es mas pequeño.
Pero aquella alma me daba a entender que no me comprendia. Traté de explicarselo: Cuando sufrimos mucho, tenemos una gran
oportunidad de demostrarle a Dios que lo amamos, mientras cuando sufrimos poco,
tenemos poca posibilidad de demostrar a Dios nuestro amor y cuando no sufrimos
nada, entonces nuestro amor no es grande ni puro. Con la gracia de Dios podemos llegal [al
punto] en que el sufrimiento se transformará para nosotros en gozo, puesto que
el amor sabe hacer tales cosas en las almas puras.
304
(132) + Oh Jesús mío, mi única esperanza,
Te agradezco este gran libro que has abierto delante de los ojos de mi
alma. Este gran libro es Tu Pasión
afrontada por amor hacia mí. De este
libro he aprendido cómo amar a Dios y a las almas. En él están encerrados inagotables tesoros
para nosotros. Oh Jesús, que pocas son
las almas que Te entienden en Tu martirio de amor. Oh, que grande es el fuego del amor purísimo
que arde en Tu Sacratísimo Corazón.
Feliz el alma que ha entendido el amor del Corazón de Jesús.
305
Mi mayor deseo es que las almas
Te conozcan, que sepan que eres su eterna felicidad, que crean en Tu bondad y
que alaben Tu infinita misericordia.
306
He rogado a Dios que me conceda
la gracia de que mi naturaleza sea fuerte y resistente a las influencias que a
veces quieren distraerme del espíritu de la regla y de las pequeñas normas, ya
que éstas son como pequeñas polillas que quieren destruir en nosotros la vida
interior y sin duda la destruirán, si el alma es consciente de estas pequeñas
transgresiones y a pesar de eso, las toma a la ligera como cosas de poco
importancia. En una orden religiosa yo
no veo nada de poca importancia. No me
importa que a veces me expongo a disgustos e ironías, lo importante es que mi espíritu
esté en buena armonía con el espíritu de las reglas, de los votos y de las
normas religiosas.
Oh Jesús mío,
deleite de mi corazón, Tu conoces mis deseos.
Quisiera esconderme a los ojos humanos, viviendo de modo como si no
viviera. Quiero vivir pura como una flor
de campo; quiero que mi amor esté dirigido siempre hacia Ti, como la flor que
gira siempre hacia el sol. Deseo que el
perfume y la frescura de la flor de mi corazón estén siempre guardados exclusivamente
para Ti. Quiero vivir bajo Tu mirada
divina, ya que Tu solo me bastas. Cuando
estoy Contigo, oh Jesús, no tengo miedo de nada, porque nada puede dañarme.
307
(133) + 1934. Una vez, durante la Cuaresma, encima de
nuestra capilla y de nuestra casa, vi. una gran claridad y una gran
oscuridad. Vi la lucha de estas dos
potencias…..
308 1934. Jueves Santo.
Jesús me dijo: Deseo que te ofrezcas como victima por los
pecadores y, especialmente, por las almas que han perdido la esperanza en la
Divina Misericordia.
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