Diario de Santa Faustina 435-455


435   9 VI 1935.  La venida del Espíritu Santo.  Al anochecer, cuando pasaba por la huerta, oí estas palabras:  Junto con tus compañeras imploraras la misericordia por ustedes y por el mundo.  Comprendí que no estaré en la Congregación en la que estoy actualmente [171].  Veo claramente que la voluntad de Dios respecto a mi es otra; sin embargo, me excuso constantemente delante de Dios de que yo soy incapaz de cumplir esta obra.  Jesús, es que Tu sabes perfectamente lo que soy, y me puse a enumerar delante del Señor mis insuficiencias y me escondía detrás de ellas para que aceptara mis excusas de que era incapaz de cumplir (181) sus proyectos.  Luego oí estas palabras:  No tengas miedo, Yo Mismo completare lo que te falta.  Estas palabras me penetraron hasta el fondo y conocí aun más mi miseria, conocí que la Palabra del Señor es viva y penetra hasta el fondo.  Entendí que Dios exigía de mí un modo de vida más perfecto, sin embargo me excusaba continuamente con mi incapacidad.

436  29 VI 1935.  Cuando hablaba con el director [172] de mi alma sobre diferentes cuestiones que el Señor exigía de mi, pensaba que me contestaría que era incapaz de cumplir esas cosas y que el Señor Jesús no se servía de las almas tan miserables como yo, para las obras que deseaba realizar.  No obstante oí las palabras de que en la mayoría de los casos Dios escogía justamente a tales almas para realizar sus proyectos.  Pero este sacerdote era guiado por el Espíritu de Dios, penetro el secreto de mi alma y los mas escondidos secretos que había entre mi y Dios, y de los cuales no le había hablado nunca antes; no se los había contado porque yo mismo no los entendía bien y el Señor no me había dado una orden clara para que lo dijera.  El secreto era éste que Dios exigía que hubiera una congregación que proclamara la Divina Misericordia y la implorase para el mundo.

437 Cuando aquel sacerdote me preguntó si no había tenido tales inspiraciones, contesté que no había tenido órdenes precisas, pero en aquel instante una luz penetró en mi alma y comprendí que el Señor hablaba por medio de él;  me defendía inútilmente diciendo que no tenía una orden precisa, ya que al final de la conversación vi. al Señor Jesús en el umbral, con el mismo aspecto como esta pintado en la imagen, que me dijo:  Deseo que haya tal Congregación [173].  Eso duró un momento. (182)  Pero no hablé de eso en seguida, tenia prisa de volver a casa y repetía continuamente al Señor:  Yo soy incapaz de cumplir Tus proyectos, oh Dios.  Pero, lo curioso es que Jesús, sin reparar en esta invocación mía me dio luz y me hizo conocer cuanto le agradaba esta obra y no tomó en consideración mi debilidad, sino que me dio a conocer cuantas dificultades tenia que superar.  Y yo, su pobre criatura, no sabía decir otra cosa sino que era incapaz, oh Dios.

438 30 VI 1935.  Al día siguiente, una vez comenzada la Santa Misa, vi. al señor Jesús de una belleza inexpresable.  Me dijo que exige que esa Congregación sea fundada lo antes posible, y tú vivirás en ella con tus compañeras.  Mi Espíritu será la regla de su vida.  Su vida debe modelarse sobre Mí, desde el pesebre hasta la muerte en la cruz.  Penetra en Mis secretos y conocerás el abismo de Mi misericordia para con las criaturas y Mi bondad insondable, y harás conocer ésta al mundo.  A través de la oración intermediaras entre la tierra y el cielo.

439 Era el tiempo de acercarse a la Santa Comunión.  Jesús desapareció y vi. un gran resplandor.  Luego oí estas palabras:  Te impartimos nuestra bendición, y en aquel momento de ese resplandor salio un rayo claro y traspaso mi corazón, un extraño fuego se incendio en mi alma, pensaba que moriría de gozo y de felicidad; sentí la separación del espíritu con respecto al cuerpo, sentí una inmersión total en Dios, sentí que era raptada por el Omnipotente como un granito de polvo a los espacios desconocidos.

Temblando de felicidad en los brazos del Creador, sentía que Él Mismo me sostenía para que pudiera soportar la gran felicidad y mirar su Majestad.  Ahora sé que si (183) Él Mismo no me hubiera fortalecido antes con la gracia, mi alma no habría sobrevenido la muerte.  La Santa Misa terminó no sé cuando, porque no era en mi poder notar lo que sucedía en la capilla.  Sin embargo, al volver en mi, sentía la fortaleza y el valor para cumplir la voluntad de Dios, nada me parecía difícil y si antes me excusaba delante del Señor, ahora sentía el animo y la fuerza del Señor que estaban en mi y le dije al Señor:  Estoy preparada para cada señal de Tu voluntad.  Dentro de mí experimenté todo lo que iba a pasar en el futuro.

440 Oh Creador y Señor mío, aquí tienes todo mi ser.  Dispón de mí según Tu divina complacencia y según Tus designios eternos y Tu misericordia insondable.  Que cada alma conozca cuan bueno es el Señor; que ninguna alma tenga miedo de tratar con el Señor, y que no se excuse de ser indigna y que nunca aplace para después las invitaciones de Dios, ya que esto no agrada a Dios.  No hay alma mas miserable que yo, como verdaderamente me considero, y estoy sorprendida de que la Majestad Divina se humille tanto.  Oh eternidad, me parece que eres demasiado corta para glorificar la infinita misericordia del Señor.

441 Una vez, cuando la imagen estaba expuesta en el altar, durante la procesión de Corpus Cristi [174], cuando el sacerdote expuso el Santísimo Sacramento y el coro empezó a cantar, los rayos de la imagen traspasaron la Santa Hostia y se difundieron sobre el mundo entero.  Entonces oí estas palabras:  A través de ti, como a través de esta Hostia, los rayos (184) de la misericordia pasaran al mundo.  Después de estas palabras un gran gozo penetró en mi alma.

442  En una ocasión, cuando mi confesor [175] celebraba la Santa Misa, como siempre vi. al Niño Jesús en el altar desde el momento del ofertorio.  Pero un momento antes de la elevación el sacerdote desapareció y se quedó Jesús y cuando llegó el momento de la elevación Jesús tomó en sus manitas la Hostia y el Cáliz y los levanto juntos y miró hacia el cielo y un momento después vi. otra vez a mi confesor y pregunté al Niño Jesús donde estaba el sacerdote mientras no lo veía.  Y Jesús me contestó:  En Mi Corazón.  Sin embargo no pude comprender nada más de aquellas palabras de Jesús.

443  Una vez oí estas palabras:  Deseo que vivas según Mi voluntad en los más secretos rincones de tu alma.  Comencé a meditar estas palabras que llegaron hasta lo más profundo de mi corazón.  Aquel día había confesión de la Comunidad [176].  Cuando fui a confesarme, después de acusarme de los pecados, el sacerdote me repitió las palabras que antes me había dicho el Señor.

444  El sacerdote me dijo estas palabras profundas:  Hay tres grados en el cumplimiento de la voluntad de Dios.  El primero:  es cuando el alma cumple todo lo que está notoriamente comprendido en los reglamentos y en estatutos de la observancia exterior.  El segundo grado consiste en que el alma sigue las inspiraciones interiores y las cumple.  El tercer grado es aquel en que el alma, entregándose a la voluntad de Dios, le deja la libertad de disponer de ella, y Dios hace con ella lo que le agrada, porque es un instrumento dócil en sus manos.  Y me dijo ese sacerdote que yo estaba en el segundo grado del cumplimiento de la voluntad de Dios, y que no tenia todavía el (185) tercer grado del cumplimiento de la voluntad de Dios; no obstante debía empeñarme para cumplir ese tercer grado de la divina voluntad.  Esas palabras penetraron mi alma por completo.  Veo claramente que muchas veces Dios da a conocer al sacerdote lo que pasa en el fondo de mi alma; eso no me sorprende nada, mas bien agradezco al Señor que tiene a estos elegidos.

445  Jueves, Adoración nocturna.

Al venir a la adoración, en seguida me envolvió un recogimiento interior y vi. Al Señor Jesús atado a una columna, despojado de las vestiduras y en seguida empezó la flagelación.  Vi a cuatro hombres que por turno azotaban al Señor con disciplinas.  El corazón dejaba de latir al ver esos tormentos.  Luego el Señor me dijo estas palabras:  Estoy sufriendo un dolor aun mayor del que estás viendo.  Y Jesús me dio a conocer por cuales pecados se sometió a la flagelación, son los pecados impuros.  Oh, cuanto sufrió Jesús moralmente al someterse a la flagelación.  Entonces Jesús me dijo:  Mira y ve el género humano en el estado actual.  En un momento vi cosas terribles:  Los verdugos se alejaron de Jesús, y otros hombres se acercaron para flagelar los cuales tomaron los látigos y azotaban al Señor sin piedad.  Eran sacerdotes, religiosos y religiosas y máximos dignatarios de la Iglesia, lo que me sorprendió mucho, eran laicos de diversa edad y condición, todos descargaban su ira en el inocente Jesús.  Al verlo mi corazón se hundió en una especie de agonía; y mientras los verdugos lo flagelaban, Jesús callaba y miraba a lo lejos, pero cuando lo flagelaban aquellas almas que he mencionado arriba, Jesús cerró los ojos y un gemido silencioso pero terriblemente doloroso salió de su Corazón.  Y el Señor me dio a conocer detalladamente el peso de la maldad de aquellas almas ingratas:  Ves, he aquí un suplicio mayor que Mi muerte.  Entonces mis labios callaron y empecé a sentir (186) en mi la agonía y sentía que nadie me consolaría ni me sacaría de ese estado sino aquel que a eso me había llevado.  Entonces el Señor me dijo:  Veo el dolor sincero de tu corazón que ha dado un inmenso alivio a Mi Corazón, mira y consuélate.

446  Entonces vi. a Jesús clavado en la cruz.  Después de estar Jesús colgado en ella un momento, vi. toda una multitud de almas crucificadas como Jesús.  Vi la tercera muchedumbre de almas y la segunda de ellas.  La segunda infinidad de almas no estaba clavada en la cruz, sino que las almas sostenían fuertemente la cruz en la mano; mientras tanto la tercera multitud de almas no estaba clavada ni sostenía la cruz fuertemente, sino que esas almas arrastraban la cruz detrás de si y estaban descontentas.  Entonces Jesús me dijo:  Ves, esas almas que se parecen a Mi en el sufrimiento y en desprecio, también se parecerán a Mi en la gloria; y aquellas que menos se asemejan a Mi en el sufrimiento y en el desprecio, serán menos semejantes a Mi también en la gloria.

La mayor parte de las almas crucificadas pertenecían al estado eclesiástico; vi también almas crucificadas que conozco y eso me dio mucha alegría.  De repente Jesús me dijo:  En la meditación de mañana reflexionaras sobre lo que has visto hoy.  Y en seguida el Señor Jesús desapareció.

447  Viernes.  Estaba enferma y no pude ir a la Santa Misa.  A las siete de la mañana vi a mi confesor celebrando la Santa Misa durante la cual veía al Niño Jesús.  Al final de la Santa Misa la visión desapareció y me vi, como antes, en la celda.  Me llenó  una alegría inexpresable de que aunque no pude asistir a la Santa Misa en nuestra capilla, la escuché de una iglesia muy lejana.  Jesús puede solucionar todo.

(187) 30 de julio de 1935

448  Dio de San Ignacio.  Recé fervorosamente a este Santo reprochándole ¿Cómo podía mirarme y no venia en ayuda en las cuestiones tan importantes como lo es el cumplimiento de la voluntad de Dios?  Le decía a este Santo:  Oh nuestro Patrono, que has sido inflamado por el fuego del amor y del celo por la mayor gloria de Dios, te ruego humildemente, ayúdame a cumplir los designios de Dios.  Fue durante la Santa Misa.  Entonces al lado izquierdo del altar vi a San Ignacio con un gran libro en la mano, diciéndome estas palabras:  Hija mía, no soy indiferente a tu causa.  Esta regla se puede aplicar también a esta Congregación:  indicando el libro con la mano desapareció.  Me alegré muchísimo viendo cuanto los santos piensan en nosotros y lo estrecha que es la unión con ellos.  Oh bondad de Dios, que bello es el mundo interior porque ya aquí en la tierra nos relacionamos con los santos.  Durante el día entero sentí la cercanía de este querido Patrono mío.

449  5 de agosto de 1935:  Fiesta de Nuestra Señora de la Misericordia.  Me preparé para esta fiesta con mayor fervor que en los años anteriores.  En la mañana de ese día experimenté la lucha interior al pensar que debía abandonar esta congregación que goza de la protección especial de Maria.  En esta lucha transcurrió la meditación, la primera Santa Misa, durante la segunda Santa Misa rezaba a la Santísima Madre, diciéndole que me es difícil separarme de la Congregación que esta bajo Tu protección especial, oh Maria.  Entonces vi a la Santísima Virgen, indeciblemente bella, que se acercó a mí, del altar a mi reclinatorio y me abrazó y me dijo estas palabras:  Soy Madre de todos gracias a la insondable misericordia de Dios.  El alma mas querida para mi es aquella que cumple fielmente la voluntad de Dios.  Me dio a entender que cumplo fielmente todos los deseos (188) de Dios y así he encontrado la gracia ante sus ojos.  Sé valiente, no tengas miedo de los obstáculos engañosos, sino que contempla atentamente la Pasión de mi Hijo y de este modo vencerás.

450  Adoración nocturna.

Me sentía muy sufriente y me parecía que no podría ir a la adoración, sin embargo reuní toda la fuerza de mi voluntad y a pesar de haberme caído en la celda, no reparaba en lo que me dolía teniendo delante de los ojos la Pasión de Jesús.  Al venir a la capilla entendí interiormente lo grande que es la recompensa que Dios nos prepara, no solamente por las buenas obras, sino también por el sincero deseo de cumplirlas.  Qué gracia más grande de Dios es ésta.

Oh, que dulce es trabajar por Dios y para las almas.  No quiero descansar en el combate, sino que lucharé hasta el último soplo de vida por la gloria de mi Rey y Señor.  No rendiré la espada hasta que me llame delante de su trono; no temo los golpes porque Dios es mi escudo.  El enemigo debe tener miedo de nosotros y no nosotros del enemigo.  Satanás vence solamente a los soberbios y a los cobardes, porque los humildes tienen la fortaleza.  Nada confunde ni asusta a un alma humilde.  He dirigido mi vuelo hacia el ardor mismo del sol y nada logrará bajármelo.  El amor no se deja encarcelar, es libre como una reina, el amor llega hasta Dios.

451  Una vez, después de la Santa Comunión, oí estas palabras: Tú eres nuestra morada.  En aquel momento sentí en el alma la presencia de la Santísima Trinidad:  Padre, Hijo y Espíritu Santo, me sentía el templo de Dios, sentía que era hija del Padre; no se explicar todo, pero el espíritu lo entiende bien.  Oh bondad infinita, cuánto Te humillas hasta una miserable criatura.

452  Si las almas quisieran vivir en el recogimiento, Dios les hablaría en seguida, ya que la distracción sofoca la voz de Dios.

452  (189) Una vez el Señor me dijo:  ¿Por qué tienes miedo y tiemblas cuando estás unida a Mí?  No Me agrada el alma que se deja llevar por inútiles temores.  ¿Quién se atreve a tocarte cuando estás Conmigo?  El alma mas querida para Mi es la que cree fuertemente en Mi bondad y la que Me tiene confianza plenamente; le ofrezco Mi confianza y le doy todo lo que pide.

454  En cierta ocasión el Señor me dijo:  Hija Mía, toma las gracias que la gente desprecia; toma cuantas puedas llevar.  En aquel instante mi alma fue inundada del amor de Dios.  Siento que estoy unida al Señor tan estrechamente que no cuento palabra con las cuales podría expresar bien esta unión; siento que todo lo que Dios tiene, todos los bienes y los tesoros, son míos, aunque me ocupo poco de ellos, ya que me basta solamente Él.  En Él veo todo, fuera de Él, nada.

No busco la felicidad fuera de mi interior donde mora Dios.  Gozo de Dios en mi interior, aquí vivo continuamente con Él, aquí existe mi relación mas intima con Él, aquí vivo con Él segura, aquí no llega la mirada humana.  La Santísima Virgen me anima a relacionarme así con Él.

455  Ahora ya no me da amargura cuando padezco un sufrimiento, ni tampoco las grandes consolaciones me exaltan; se han adueñado de mi la paz y el equilibrio del espíritu que proviene del conocimiento de la verdad.

¿Qué me importa vivir rodeada de corazones enemigos, si tengo la plenitud de la felicidad en mi alma?  O también, ¿a qué me ayudará la bondad de otros corazones, si no tengo a Dios en mi interior?  Teniendo a Dios en mi interior ¿Quién puede perjudicarme de algún modo?

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