243
+
25 IV 1933
Permisos mensuales [119]
Pasando, entrar en
la capilla.
En los momentos
libres de los deberes, rezar.
Tomar, dar, prestar
alguna cosa pequeña.
Almorzar y
merendar.
A veces no podré participar
en el recreo.
A veces tampoco
podré participar en los ejercicios comunes.
A veces no podré
participar en las plegarias de la noche ni de la mañana.
A veces continuar
con mis ocupaciones un momento después de las nueve y otras veces hacer las practicas
de piedad después de las nueve.
Si tengo un momento
libre, escribir o anotar algo.
Hablar por teléfono.
Salir de casa.
Cuando estoy en la
ciudad, entrar en una iglesia.
Visitar a las
hermanas enfermas.
Entrar en las
celdas de otras hermanas en caso de necesidad.
A veces beber agua
fuera del horario.
Pequeñas mortificaciones
La coronilla a la
Divina Misericordia con los brazos en cruz.
Los sábados una
parte del rosario con los brazos en cruz.
A veces alguna
plegaria postrándome en cruz.
Los jueves la Hora
Santa.
Los viernes una mortificación
mayor por los pecadores moribundos.
244
(114) Oh Jesús, Amigo del Corazón
solitario, Tu eres mi puerto, Tu eres mi paz, Tu eres mi
Única salvación. Tú eres la serenidad en los momentos de lucha
y en el mar de dudas. Tú eres el rayo brillante que ilumina el sendero de
mi vida. Tú eres todo para el alma
solitaria. Tú comprendes al alma, aunque
ella permanezca callada. Tú conoces
nuestras debilidades y como un buen medico consuelas y curas, ahorrándonos
sufrimientos, como un buen experto.
245
Las palabras del obispo [120]
que figuran en la ceremonia de los votos perpetuos de las hermanas: “Toma este cirio en tu mano, en señal de
iluminación celestial y de amor ardiente.”
Al entregar el anillo: “Te
desposo a Jesucristo, Hijo del Padre Altisimo, el Cual te guarde sin
mancilla. Recibe este anillo cono signo
de eterna alianza que contraes con Cristo, Esposo de las vírgenes. Que éste sea para ti el anillo de la
fidelidad, el signo del Espiritu Santo para que te llames esposa de Cristo y si
le sirves fielmente, seas coronada por la eternidad.
246 + Jesús, en Ti confio, confio en el mar
de Tu misericordia, Tu eres la madre para mi.
247
+ Este año 1933 es para mi particularmente
solemne, porque en este año del Jubileo de la Pasion del Señor hice los votos
perpetuos. Mi sacrificio lo he unido de
modo singular al sacrificio de Jesús Crucificado para asi hacerme mas agradable
a Dios. Todas mis tareas las hago con
Jesús, por Jesús y en Jesús.
248
Despues de los votos perpetuos,
todavía me quedé en Cracovia todo mayo, porque mi destinacion oscilaba entre
Rabka y Vilna. Cuando una vez la Madre
General [121] me preguntó: ¿Por qué
usted, hermana, se queda tan silenciosa y no se prepara para ir a alguna
parte? Contesté: Yo quiero sólo la voluntad de Dios. Donde usted, querida Madre, me mande, sin mi
intervención, yo sabré que sera para mi la pura voluntad de Dios.
(115) La Madre General me respondió: Muy bien.
Al dia siguiente la Madre General me llamó y dijo: Como deseaba tener la pura voluntad de Dios, pues
usted hermana, va a Vilna. Le agradeci y
esperaba el dia en el que me dijeran de salir.
Sin embargo una alegria y un temor a la vez llenaron mi alma. Sentia que alli Dios me preparaba grandes
gracias, pero tambien grandes sufrimientos.
De todas maneras, hasta el 27 de mayo me quedé en Cracovia. Como no tenia una tarea fija e iba solamente
a ayudar en la huerta y como coincidió que trabajaba sola, durante todo el mes
tuve la posibilidad de hacer los ejercicios espirituales según el sistema de
los jesuitas. En ellos recibí mucha luz
de Dios.
249
+ Pasaron cuatro dias después
de los votos perpetuos. Traté de hacer
la Hora Santa. Era el primer jueves del
mes. En cuanto entré en la capilla, la
presencia de Dios me inundó. Sentia
claramente que el Señor estaba a mi lado.
Un momento después vi al Señor todo cubierto de llagas, y me dijo: Mira,
con quien te has desposado. Yo
comprendi el significado de esas palabras y contesté al Señor: Jesús, Te amo mas viendote tan herido y
anonadado que como Te viera en Tu Majestad.
Jesús preguntó: ¿Por qué?
Contesté: Una gran Majestad
me da miedo a mi, a esta pequeñita nulidad que soy, mientras que Tus llagas me
atraen a Tu Corazon y me hablan de Tu gran amor hacia mi. Después de esta conversación se hizo el
silencio. Miraba atentamente sus santas
llagas y me sentia feliz sufriendo con Él.
Sufriendo no sufria, porque me sentia feliz conociendo la profundidad de
su amor y una hora me pasó como si fuera un minuto.
250
+ No juzgar nunca a nadie, para
los demas tener el ojo indulgente y para mi severo. Relacionar todo a Dios y en mis propios ojos
sentirme lo que soy, es decir la mas grande miseria y la nulidad. En los sufrimientos estar paciente y
tranquila, sabiendo que con el tiempo todo pasará.
251(116) + De
los momentos que vivi durante los votos perpetuos, mejor no debo hablar de
ellos.
Estoy en Él y Él está en mi. En el momento en que el obispo me puso el
anillo, Dios penetró todo mi ser y como no sé expresarlo, dejo este momento en
silencio. Desde los votos perpetuos mis
relaciones con dios se hicieron tan estrechas como nunca antes. Siento que amo a Dios y siento tambien que Él
me ama. Mi alma, habiendo conocido a
Dios, no sabria vivir sin Él. Me es mas
agradable una hora a los pies del altar, pasada en la mas grande aridez del
espiritu, que cien años de deleites en el mundo. Prefiero ser una muchacha de los mandados en
el convento que una reina en el mundo.
252
+ Esconderé a los ojos de la
gente cualquier cosa buena que haga, para que sólo Dios sea mi recompensa; y
como una pequeña violeta escondida entre la hierba no hiere el pie de la
persona que la pisa, sino que emana perfume, [y] olvidandose completamente de
si misma, trata de ser gentil con la persona por la que fue pisada. Aunque para la naturaleza esto es muy
difícil, la gracia de Dios viene en ayuda.
253
+ Te agradezco, oh Jesús, esta gran gracia de
permitirme conocer todo el abismo de mi miseria; yo sé que soy un abismo de
nulidad y si Tu santa gracia no me sostuviera, en un solo momento me volveria a
la nada. Pues, con cada latido del
corazon, Te agradezco, oh Dios, Tu gran misericordia conmigo.
254
Mañana he de salir para
Vilna. Hoy fui a confesarme con el Padre
Andrasz, este sacerdote que tiene un profundo espiritu de Dios, el que me ha
desatado las alas para el vuelo, hacia las mayores alturas. Me ha tranquilizado en todo y me hace creer
en la Divina Providencia. Tú confia y
avanza con valor. Después de esa
confesion he sentido una misteriosa fuerza (117) divina. El Padre ha insistido en que sea fiel a la
gracia de Dios y dijo: Si continuas
conservando la sencillez y la obediencia, no te sucederá nada malo. Confia en Dios, estás en el buen camino y en
buenas manos estás, en las manos de Dios.
255
+ Por la noche me quedé mas
tiempo en la capilla. Hablaba con el
Señor de cierta alma. Animada por su
bondad, dije: Jesús, me has dado a este
Padre que ha comprendido mis inspiraciones y vuelves a quitármelo. ¿ Qué
voy a hacer en Vilna? No conozca a
nadie, hasta el dialecto, de aquella gente es ajeno para mi. Y me dijo el Señor: No
tengas miedo, no te dejaré sola. Mi
alma se sumergio en la oracion de agradecimiento por todas las gracias que el
Señor me concedió por medio del Padre Andrasz.
De súbito recordé aquella vision en la que había visto a un
sacerdote entre el confesionario y el altar, confiando en conocerlo algun dia y
volvieron bien claras las palabras que había escuchado: Él te
ayudará a cumplir Mi voluntad en la tierra.
256
Hoy, 27 de [mayo de 1933] voy a
Vilna. Al salir delante de la case, eché
una mirada a toda la huerta y a la casa; al dirigir la mirada al noviciado, de
repente por mis mejillas rodaron las lagrimas.
Recordé todos los beneficios y las gracias que el Señor me había
concedido. De reprente e inesperadamente
vi al Señor junto al florero, que me dijo:
No llores, Yo estoy siempre
contigo. La apresencia de Dios que
me penetró mientras el Señor Jesús estaba hablando, duró todo el tiempo del
viaje.
257
Tenía el permiso de detenerme
en Czestochowa. Por primera vez vi. a la
Santísima Virgen cuando a las cinco de la madrugada fui para asistir al
descubrimiento de la imagen. Estuve
orando sin interrupción hasta las once y me parecía que acababa de llegar. La Madre Superiora del lugar [122] mandó una
hermana para llamarme a desayunar y porque estaba preocupada (118) de que yo no
perdiera el tren. La Virgen me dijo
muchas cosas. Le ofrecí mis votos
perpetuos, sentía que yo era su niña y Ella mi Madre. No me rehusó nada de lo que yo le había
pedido.
258
+ Hoy ya estoy en Vilna. Pequeñas casitas, dispersas, forman el
convento. Me parecen algo extrañas
después de los grandes edificios de Józefów.
Hay solamente dieciocho hermanas.
La casita es pequeña, pero la armonía en esta Comunidad es grande. Todas las hermanas me recibieron muy
cordialmente, lo que me dio mucho animo antes de afrontar las fatigas que me
esperaban. La Hermana Justina [123]
hasta había lavado el piso con motivo de mi llegada.
259
+ Cuando fui a la Bendición, Jesús me iluminó sobre como
comportarme con ciertas personas. Con
todas mis fuerzas me abracé al Dulcísimo Corazón de Jesús al ver que
exteriormente seria expuesta a distracciones debido a la tarea que iba a tener
en la huerta y por la que tenia que mantener contactos con laicos.
260
+ Llegó la semana de la confesión
y con alegría vi. a aquel sacerdote al que había conocido antes de venir a
Vilna. Lo había conocido en una visión. En ese momento, oí en el alma estas
palabras: He aquí Mi fiel siervo, él te ayudará a cumplir Mi voluntad aquí en la
tierra. Sin embargo yo no me hice conocer de él,
tal y como lo deseaba el Señor. Y
durante algún tiempo luché con la gracia.
En cada confesión la gracia de Dios me penetraba misteriosamente, pero
yo no le revelé mi alma y pensaba no confesarme con este sacerdote. Tras este propósito una inquietud terrible se
adueñó de mi alma. Dios me reprochó
enérgicamente. Cuando revelé toda mi
alma a este sacerdote, Jesús derramó sobre mi alma todo un mar de gracias. Ahora comprendo lo que es la fidelidad a una
simple gracia y cómo ella atrae toda una serie de otras gracias.
261
(119) + Oh Jesús, mantenme a tu
lado, mira lo débil que soy, por mi misma no avanzaré ni un paso, por eso Tu,
oh Jesús, tienes que estar continuamente conmigo, como la madre cerca de su
niño débil, y aun mas.
262
Empezaron los días de trabajo,
de lucha y de sufrimientos. Todo va con
su ritmo de convento. Uno queda siempre
novicio, tiene que aprender y conocer muchas cosas, porque si bien la regla es
igual, cada casa tiene sus propias costumbres, por eso cada cambio es un
pequeño noviciado.
263
5 VIII 1933 fiesta de Nuestra
Señora de la Misericordia [124].
Hoy recibí una gracia grande e inconcebible, puramente interior, por
la cual agradeceré a Dios en esta vida y por la eternidad…..
264
Jesús me dijo que yo le agradaría
mas meditando su dolorosa Pasión, y a través de esta meditación mucha luz fluye
sobre mi alma. Quien quiera aprender la
verdadera humildad, medite la Pasión de Jesús.
Cuando medito la Pasión de Jesús, se me aclaran muchas cosas que antes
no llegaba a comprender. Yo quiero
parecerme a Ti, oh Jesús, a Ti crucificado, maltratado, humillado. Oh Jesús, imprime en mi alma y en mi corazón
Tu humildad. Te amo, Jesús, con
locura. Te [amo] anonadado, como Te
describe el profeta [125], que por los grandes sufrimientos no lograba ver en
Ti el aspecto humano. En este estado Te
amo, Jesús, con locura. Dios Eterno e
Inmenso, ¿qué ha hecho de Ti el amor….?
268 11
X 1933 – jueves. Procuré hacer la Hora
Santa, pero la empecé con gran dificultad.
Algún anhelo comenzó a desgarrar mi corazón. Mi mente quedó ofuscada de manera que no
lograba entender las formas simples de las plegarias. Y así pasó una hora de oración o más bien de
lucha. Decidí orar otra hora, pero los
sufrimientos interiores aumentaron. Una
gran (120) aridez y un gran disgusto. Decidí
orar durante la tercera hora. En esa
tercera hora de plegaria que decidí hacer arrodillada sin ningún apoyo, mi
cuerpo empezó a reclamar un descanso.
Sin embargo yo no cedí nada. Extendí
las manos en forma de cruz y sin pronunciar una palabra, seguí así con un acto
de voluntad. Un momento después me quité
el anillo del dedo y pedí a Jesús que mirara ese anillo que es el símbolo de nuestra
unión eterna y ofrecí al Señor Jesús los sentimientos del día de los votos
perpetuos. Un momento después sentí que una ola de amor empezaba a inundar mi corazón. Un repentino recogimiento del espíritu, el
silencio de los sentidos, la presencia de Dios penetra al alma. Sé únicamente que estamos Jesús y yo. Lo vi., bajo la misma apariencia que [tenia]
cuando lo vi en el primer momento después de los votos perpetuos, cuando también
hacia la Hora Santa. Jesús se presentó
delante de mí inesperadamente, despojado de las vestiduras, cubierto de llagas
en todo el cuerpo, con los ojos llenos de sangre y de lágrimas, la cara
desfigurada, cubierta de salivazos. De
repente el Señor me dijo: La esposa debe asemejarse a su Esposo. Entendí estas palabras en profundidad. Aquí no hay lugar para ninguna duda. Mi semejanza a Jesús debe realizarse a través
del sufrimiento y la humildad. Mira lo que ha hecho Conmigo el amor por
las almas humanas, hija Mía; en tu corazón encuentro todo lo que Me niega el
numero tan grande de almas. Tu corazón
es un descanso para Mí, muchas veces guardo las gracias grandes para el fin de
la plegaria.
269
Una vez, mientras hacia una novena al Espíritu Santo por mi confesor, el
Señor me contestó: Te lo di a conocer [126] antes
de que las Superioras te enviaran aquí; como tú te comportarás con el confesor,
así Yo Me comportaré contigo. Si te
escondes de él, aunque se trata de la más pequeña de Mis gracias, Yo también Me
esconderé de ti y te quedarás sola. Y
yo hice según el deseo de Dios y una profunda paz reinó en mi alma. Ahora entiendo cuánto Dios defiende a los
confesores y cuánto se pone de parte de ellos.
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