La pequeña novicia de Jesús – Sor Faustina
229
6) + Al comienzo de los
ejercicios espirituales Jesús me dijo: En estos ejercicios espirituales, seré Yo
Mismo quien dirija tu alma; quiero confirmarte en la tranquilidad y en el amor. Y así me transcurrieron los primeros días. Al cuarto día comenzaron a atormentarme
grandes dudas de que ¿no me encontraba, acaso, en una falsa tranquilidad? De pronto oí estas palabras: Hija Mía,
figúrate que eres la reina de toda la tierra y que tienes la posibilidad de
disponer de todo según te parezca; tienes toda posibilidad de hacer el bien que
te agrade y de repente, a tu puerta llama un niño muy pequeño, todo tembloroso,
con lagrimas en los ojos, pero con gran confianza en tu bondad y te pide un
pedazo de pan para no morir de hambre,
¿Cómo te comportarías con este niño? Contéstame,
hija Mía. Y dije: Jesús, le daría
todo lo que me pida, pero también mil veces más. Y el Señor me dijo: Así Me
comporto Yo con tu alma. Durante estos
ejercicios espirituales no solamente te daré la tranquilidad, sino también tal
disposición de ánimo, que aunque quieras inquietarte, no podrás. Mi amor ha tomado posesión de tu alma y
quiero que te fortifiques en él. Acerca
tu oído a Mi Corazón y olvídate de todo, y considera Mi inconcebible
misericordia. Mi amor te dará la fuerza
y el ánimo que te es necesario en esta obra.
230
Oh Jesús, Hostia Viva, Tú eres
mi madre, Tú eres todo para mi. Vendré a
Ti, oh Jesús, con sencillez y con amor, con fe y con confianza. Compartiré todo Contigo, como un niño con la
madre amada, los gozos y los sufrimientos, en una palabra todo.
231
Cuando pienso en que Dios se
une a mí por medio de los votos o más bien yo a Él, nadie puede comprender lo
que experimenta mi corazón. Ya ahora
Dios me da a conocer toda la inmensidad de su amor con el que me ha amado ya
antes de los siglos, mientras yo he comenzado a amarlo solamente en el
tiempo. Su amor es grandísimo, puro y
desinteresado y mi amor hacia Él es para conocerlo. Cuanto más lo conozco, tanto (107) mas
ardiente y fuertemente lo amo y mis acciones son más perfectas. Sin embargo cuando pienso que dentro de pocos
días voy a hacerme una sola cosa con el Señor por medio del voto perpetuo, un
gozo tan inconcebible inunda mi alma que no logro describirlo en absoluto. Desde la primera vez que conocí al Señor, la
mirada de mi alma se ha hundido en Él por la eternidad. Cada vez que el Señor se acerca a mí, y se
produce en mí un conocimiento mas profundo, crece en mi alma un amor más
perfecto.
232
+ Antes de la confesión oí en el alma estas
palabras: Hija Mía, dile todo y descubre tu alma delante de él como lo haces
delante de Mi. No tengas miedo de nada;
para tu tranquilidad pongo a ese sacerdote entre Yo y tu alma, y las palabras
que te contestará son Mías. Descubre
delante de él las cosas más secretas que tienes en el alma. Yo le daré luz para que conozca tu alma.
233
Al acercarme a la rejilla sentí
en el alma una facilidad tan grande para hablar de todo, que mas tarde yo misma
me extrañaba. Sus respuestas dieron a mi
alma una tranquilidad muy profunda. Sus
palabras fueron, son y quedaran para siempre unas columnas de fuego que
iluminaron y seguirán iluminando mi alma en su aspiración a la máxima santidad.
Las indicaciones
que recibí del Padre Andrasz, las tengo apuntadas en otra pagina de este
cuaderno [114].
234 Terminada la confesión,
mi espíritu se sumergió en Dios y permanecí orando durante tres horas, y me
parecieron unos pocos minutos. Desde
entonces no pongo obstáculos a la gracia que obra en mi alma. Jesús sabia por que yo tenia miedo de tratar
con Él [115], y no se ofendía en absoluto.
Desde el momento en que el Padre me aseguró que no se trataba de
ningunas ilusiones, sino de la gracia de Dios, trato de ser fiel a Dios en
todo. Ahora veo que son pocos los
sacerdotes que comprenden toda la profundidad de la acción de Dios en el
alma. Desde aquel momento tengo las alas
desatadas para el vuelo (108) y deseo volar hacia el ardor mismo del sol. Mi vuelo no se detendrá hasta que no descanse
en Él por la eternidad. Si volamos muy
alto, toda la oscuridad, la niebla y las nubes las tenemos debajo de los pies y
toda la parte sensitiva de nuestro ser tiene que someterse al espíritu.
235
Jesús, deseo la salvación de
las almas, almas inmortales. En el
sacrificio desahogaré mi corazón, en el sacrificio que ni siquiera alguien
sospecha; me anonadaré y quemaré inadvertidamente en el sagrado fuego del amor
de Dios. La presencia de Dios es la
ayuda para que mi sacrificio sea perfecto y puro.
236
Oh, qué equivocas son las apariencias y los
juicios injustos. Oh, cuantas veces la
virtud sufre la opresión solo porque es silenciosa. Convivir sinceramente con quienes molestan
continuamente, eso requiere un gran espíritu de sacrificio. Uno siente que sangra, pero las heridas no se
ven. Oh Jesús, cuantas cosas nos
revelará solamente el ultimo día. ¡Que alegría!
De nuestros esfuerzos no se pierde nada.
237
La Hora Santa. En esta hora de adoración conocí todo el
abismo de mi miseria. Todo lo que hay de
bueno en mi, es Tuyo, Señor, pero como soy tan miserable y pequeña, tengo el
derecho de contar con Tu infinita misericordia.
238
El anochecer, Jesús, mañana por la mañana he
de pronunciar los votos perpetuos [116].
Pedí a todo el cielo y la tierra, y todo lo que existe llamé a agradecer
a Dios por esta gran e inconcebible gracia.
De repente oí estas palabras: Hija Mía, tu corazón es el cielo para Mí. Todavía un momento de oración y después
hay que salir corriendo ya que nos echan de todas partes, porque arreglan todo
para mañana; la capilla, el refectorio, la sala, y la cocina, y nosotras
debemos acostarnos (109). Pero de dormir
ni hablar. La alegría quitó el
sueño. Pensaba ¿qué habrá en el cielo si
ya aquí, en este destierro, Dios colma mi alma de tal modo?
239
La
oración durante la Santa Misa en el día de los votos perpetuos. Hoy dejo mi corazón en la patena donde esta
colocado Tu Corazón, Jesús, y hoy me ofrezco junto a Ti, a Dios, Padre Tuyo y mío,
como victima de amor y de adoración.
Padre de misericordia, mira la ofrenda de mi corazón, pero a través de
la herida del Corazón de Jesús.
1933 año V. 1 día.
La unión con
Jesús en el día de los votos perpetuos.
Oh Jesús, Tu Corazón desde hoy es mi propiedad y mi corazón es Tu
propiedad exclusiva. El simple recuerdo
de Tu Nombre, Jesús, es una delicia para mi corazón. De verdad, no podría vivir ni un instante sin
Ti, oh Jesús. Hoy mi alma esta anegada
en Ti, como en su único tesoro, Mi amor no conoce impedimentos en dar pruebas a
su Dilecto.
Las palabras del
Señor Jesús durante los votos perpetuos:
Esposa Mía, nuestros corazones están
unidos por la eternidad. Recuerda a
quien [te] has consagrado… no es
posible referir todo.
Mi petición
[hecha] en el momento cuando me postré en cruz bajo el paño fúnebre [117]. Rogué al Señor que me concediera la gracia de
no ofenderle nunca, con ningún pecado, ni el más pequeño, ni tampoco con una
imperfección, voluntaria y conscientemente.
Jesús, en Ti confío,
Jesús, Te amo con todo el corazón.
En los momentos más
difíciles Tú eres mi Madre.
Por amor hacia
Ti, oh Jesús, yo muero hoy completamente para mi misma y empiezo a vivir para
la mayor gloria de Tu santo Nombre.
(110)
+ El amor.
Por amor, oh Santísima Trinidad, me ofrezco a Ti como victima de
adoración, como holocausto de mi total anonadamiento y con este anonadamiento
de mi misma, deseo la exaltación de tu Nombre, oh Señor. Como un pequeñito pimpollo de rosa me arrojo
a Tus pies, oh Señor; que el perfume de esta flor sea conocido solamente por
Ti.
240
Tres peticiones en el día de
los votos perpetuos, Jesús, yo sé que en el día de hoy no me negaras nada.
Primera petición. Oh Jesús, mi amadísimo Esposo, Te ruego por
el triunfo de la Iglesia, sobre todo en Rusia y en España, por la bendición
para el Santo Padre Pío XI y todo el clero, por la gracia de conversión para
los pecadores empedernidos; Te pido, oh Jesús, una bendición especial y luz
para los sacerdotes ante los cuales me confesaré durante toda mi vida.
Segunda
petición. Por una bendición para nuestra
Congregación, por gran fervor en la Congregación. Bendice, oh Jesús, a la Madre General y a la
Madre Maestra, y a todo el noviciado, y a todas las Superioras, a mis queridísimos
padres; concede, oh Jesús, Tu gracia a nuestras alumnas, fortalécelas
firmemente con Tu gracia para que las que dejan nuestras casas, no Te ofendan
mas con ningún pecado. Oh Jesús, Te
ruego por la patria, defiéndela de los ataque de los enemigos.
Tercera
petición. Oh Jesús, Te ruego por las
almas que mas necesitan la oración. Te
ruego por los agonizantes, sé misericordioso con ellos. Te ruego también, oh Jesús, por la liberación
de todas las almas del purgatorio.
Oh, Jesús, Te
recomiendo las personas siguientes: mis
confesores, las personas recomendadas a mis plegarias, ciertas persona…., el
Padre Andrasz, el Padre Czaputa y aquel sacerdote que conocí en Vilna [118],
que ha de ser mi confesor, cierta alma…(111) y cierto sacerdote, cierto
religioso a quien – Tu lo sabes, Jesús – debo muchísimo, y todas las personas
que son recomendadas a mi plegaria. Oh
Jesús, en este día Tú puedes hacer todo para aquellos por los cuales Te
ruego. Para mi Te ruego, Señor, transfórmame
completamente en Ti, mantenme siempre en el santo fervor para Tu gloria, dame
la gracia y la fuerza del espíritu para cumplir en todo Tu santa voluntad. Te agradezco, oh mi amadísimo Esposo, por la
dignidad que me has ofrecido y especialmente por las insignias reales que desde
hoy me adornan, y que ni siquiera los Ángeles tienen, que son; la cruz, la
espada y la corona de espinas. Pero
sobre todo, oh Jesús mío, Te agradezco por Tu Corazón. Él me basta por todo.
Oh Madre de
Dios, Santísima Maria, Madre mía, Tu ahora eres mi Madre de modo más particular
y esto porque Tu amado Hijo es mi Esposo, pues los dos somos Tus hijos. Por consideración a Tu Hijo, debes amarme, Oh
Maria, Madre mía amadísima, dirige mi vida interior de modo que sea agradable a
Tu Hijo.
+ Oh Santo,
Omnipotente Dios en este momento de la enorme gracia con la cual me unes a Ti
para siempre, yo, pequeña nulidad, me arrojo a Tus pies con el mayor
agradecimiento, como una pequeña, desconocida florecita y la fragancia de esta
flor de amor subirá todos los días a Tu trono.
En los momentos
de la lucha y los sufrimientos, de las tinieblas y las tempestades, de la
añoranza y la tristeza, en los momentos de las pruebas difíciles, en los
momentos en los cuales no seré comprendida por ninguna criatura y mas bien seré
condenada y despreciada por todos, recordaré el día de los votos perpetuos, el día
de una inconcebible gracia de Dios.
(112)
1 V
1933
241 JMJ.
Propósitos especiales de los ejercicios espirituales. El amor al prójimo primero: ser servicial con las hermanas; segundo: no hablar de los ausentes y defender el buen
nombre del prójimo; tercero: alegrarse
de los éxitos del prójimo.
242
+ Oh Dios, cuanto deseo ser una niña pequeña.
Tú eres mi Padre, Tú sabes lo pequeñita y débil que soy, pues Te ruego,
tenme cerca de Ti en todos los momentos de mi vida y especialmente en la hora de
la muerte. Oh Jesús, yo sé que Tu bondad
supera la bondad de la mas tierna de las madres.
243
Agradeceré
al Señor Jesús por cada humillación, rogaré especialmente por la persona que me
ha dado la oportunidad de humillarme. Me
anonadaré a favor de las almas. No
reparar en ningún sacrificio, tirándose bajo los pies de las hermanas como una
pequeña alfombra, sobre la cual pueden no solo caminar, sino que pueden también
limpiarse los pies. Mi lugar esta bajo
los pies de las hermanas. Lo procuraré
en la práctica de manera inadvertida para los ojos humanos, Basta que Dios lo vea.
244
Han empezado ya los días grises,
cotidianos. Han pasado los momentos
solemnes de los votos perpetuos, pero en el alma ha quedado mucha gracia de
Dios. Siento que soy toda de Dios,
siento que soy su hija, siento que soy totalmente la propiedad de Dios. Lo noto incluso física y sensiblemente. Estoy completamente tranquila por todo,
porque sé que el deber del Esposo es pensar en mí. Me he olvidado completamente de mi
misma. Mi confianza está puesta sin límites
en su misericordiosísimo Corazón. Estoy
continuamente unida a Él. Veo como si
Jesús no pudiera ser feliz sin mi y yo sin Él.
Aunque entiendo bien que siendo Dios es feliz en Si mismo, y para ser
feliz no necesita absolutamente ninguna criatura, no obstante su bondad lo
fuerza a darse a las criaturas, y esto con una generosidad inconcebible.
245
(113)
Oh Jesús mío, ahora procuraré el honor y la gloria de Tu Nombre, luchando hasta el día en que Tu Mismo me digas: Basta.
A cada alma que me ha confiado, oh Jesús, procuraré ayudarla con la oración
y el sacrificio, para que Tu gracia pueda obrar en ella. Oh gran Amante de las almas, oh Jesús mío, Te
agradezco por esta gran confianza, ya que Te has dignado confiar estas almas a
nuestro cuidado. Oh días grises de
trabajo, para mi no son tan grises en absoluto, porque cada momento me trae
nuevas gracias y la oportunidad de hacer el bien.