Diario de Santa Faustina 94-110


94  (44) Oh Señor mió, incendia mi amor hacia Ti, para que entre tormentas, sufrimientos y pruebas, no desfallezca mi espíritu.  Tú ves que débil soy yo.  El amor lo puede todo.

95     + Un conocimiento más profundo de Dios y el terror del alma.  Al principio Dios se hace conocer como santidad, justicia, bondad, es decir misericordia.  El alma no conoce todo esto a la vez, sino singularmente en relámpagos, es decir en los acercamientos de Dios.  Eso no dura mucho tiempo, porque no podría soportar esta luz.  Durante la oración el alma recibe un relámpago de esta luz, que le imposibilita orar al alma como hasta entonces.  Puede esforzarse cuanto quiera, y esforzarse a orar como antes, todo en vano, se hace absolutamente imposible continuar rezando como se rezaba antes de recibir esta luz.  La luz que toco al alma, es viva en ella y nada la puede extinguir ni obscurecer.  Este relámpago de conocimiento de Dios arrastra su alma e incendia el amor hacia Él.  Pero a la vez este mismo relámpago permite al alma conocer lo que es y ella ve todo su interior en una luz superior y se levanta horrorizada y asustada.  Sin embargo no permanece en aquel espanto, sino que empieza a purificarse y humillarse, postrarse ante el Señor, y estas luces se hacen más fuertes y más frecuentes; cuanto más cristalina se hace el alma,  tanto mas penetrantes son estas luces.  Sin embargo si el alma ha respondido fiel y resueltamente a estas primeras gracias, Dios la llena con sus consuelos y se entrega a ella de modo sensible.  Entonces el alma entra casi en relación de intimidad con Dios y se alegra enormemente; piensa que ya ha alcanzado el grado designado de perfección, ya que los errores y los defectos están dormidos en ella y piensa que ya no los tiene.  Nada le parece difícil, esta preparada para todo.  Empieza a sumergirse en Dios y a disfrutar de las delicias de Dios.  Es llevada por la gracia y no se da cuenta en absoluto de que puede llegar el momento de la prueba y de la lucha.  Y en realidad este estado no dura mucho tiempo.  Llegaran otros momentos, pero debo mencionar que el alma responde con mas fidelidad a la gracia de Dios si tiene un confesor experimentado a quien confía todo.
96    (45) + Pruebas enviadas por Dios a un alma particularmente amada.  Tentaciones y oscuridades: Satanás.
El amor del alma no es todavía como Dios lo desea.  De repente el alma pierde la presencia de Dios.  Se manifiestan en ella distintas faltas y errores con los cuales tiene que llevar a cabo una lucha encarnizada.  Todos los errores levantan la cabeza, pero su vigilancia es grande.  En el lugar de la anterior presencia de Dios ha entrado la aspereza y la sequía espiritual, no encuentra satisfacción en los ejercicios espirituales, no puede rezar, ni como antes, ni como oraba ahora.  Lucha por todas partes y no encuentra satisfacción.  Dios se le ha escondido y ella no encuentra satisfacción en las criaturas, y ninguna criatura sabe consolarla.   El alma desea a Dios apasionadamente, pero ve su propia miseria, empieza a sentir la justicia de Dios.  Ve como si hubiera perdido todos los dones de Dios, su mente esta como nublada, la oscuridad envuelve toda su alma, empieza un tormento inconcebible.  El alma ha intentado presentar su estado al confesor, pero no ha sido comprendida.  Se hunde en una inquietud aun mayor.  Satanás comienza su obra.

97    La fe queda expuesta al fuego, la lucha es dura, el alma hace esfuerzos, persevera junto a Dios con un acto de voluntad.  Con el permiso de Dios, Satanás sigue mas adelante, la esperanza y el amor están puestos a prueba.  Estas tentaciones son terribles, Dios sostiene al alma ocultamente.  Ella no lo sabe, ya que de otra forma no podría resistir.  Y Dios sabe lo que puede mandar al alma.  El alma [es] tentada de incredulidad respecto a las verdades reveladas, a la falta de sinceridad frente al confesor.  Satanás le dice:  Mira, nadie te comprenderá ¿para que hablar de todo esto?  En sus oídos suenan las palabras de las cueles ella queda aterrorizada y le parece que las pronuncia contra Dios.  Ve lo que no le gustaría ver.  Oye lo que no quiere oír, y es terrible no tener en tales momentos al confesor experto.  Ella soporta solo todo el peso; pero dentro de lo que está en su poder, debe buscar a un confesor bien informado, porque puede quebrarse bajo este peso, y ocurre con frecuencia que esta al borde del abismo.  (46)  Todas estas pruebas son duras y difíciles.  Dios no las da a un alma que anteriormente no haya sido admitida a una comunión mas profunda con Él, y no haya disfrutado de las dulzuras del Señor, y también Dios tiene en eso sus fines insondables para nosotros.  Muchas veces Dios prepara de modo semejante al alma a los designios futuros y a grandes obras.  Y quiere probarla como oro puro, pero éste no es todavía el fin de la prueba.  Existe todavía la prueba de las pruebas, esto es [sentir] el rechazo total por parte de Dios.

+ La aprueba de las pruebas,

El abandono absoluto – la desesperación.

98      Cuando el alma sale victoriosa de las pruebas anteriores, aunque quizás tropezando, pero sigue luchando y con profunda humildad clama al Señor: Sálvame porque perezco.  Y esta todavía en condiciones de luchar.
Ahora una terrible oscuridad envuelve al alma.  El alma ve dentro de si solamente pecados.  Lo que siente es terrible.  Se ve completamente abandonada de Dios, siente como si fuera objeto de su odio y se encuentra al borde de la desesperación.  Se defiende como puede, intenta despertar la confianza, pero la oración es para ella un tormento todavía mayor, le parece que empuja a Dios a una mayor ira.  Esta colocada en un altísimo pico que se encuentra sobre un precipicio.
El alma anhela fervientemente a Dios, pero se siente rechazada.  Todos los tormentos y suplicios del mundo son nada en comparación con la sensación en la que se encuentra sumergida, es decir, el rechazo por parte de Dios.  Nadie la puede aliviar.  Ve que se encuentra sola, no tiene a nadie en su defensa.  Levanta los ojos al cielo, pero sabe que no es para ella, todo esta perdido para ella.  De una oscuridad cae en una oscuridad aun mayor, le parece que ha perdido a Dios para siempre, a ese Dios que tanto amaba.  Este pensamiento le produce un tormento indescriptible.  Sin embargo no se conforma con eso, intenta mirar al cielo, pero en vano; eso le causa un tormento todavía mayor.

99    (47) Nadie puede iluminar tal alma si Dios quiere mantenerla en las tinieblas.  Este rechazo por parte de Dios ella lo siente muy vivamente, de modo terrorífico.  De su corazón brotan gemidos dolorosos, tan dolorosos que ningún sacerdote los puede comprender si no lo ha pasado el mismo.  En esto el alma padece todavía sufrimientos por parte del espíritu maligno.  Satanás se burla de ella:  Ves, ¿seguirás siendo fiel?  He aquí la recompensa, estas en nuestro poder.  Pero Satanás tiene tanto poder sobre aquella alma cuanto Dios permite:  Dios sabe cuánto podemos resistir.  ¿Y qué has ganado por haberte mortificado?  ¿Y qué has conseguido siendo fiel a la regla?  ¿A qué todos estos esfuerzos?  Estás rechazada por Dios.  La palabra “rechazada” se convierte en fuego que penetra cada nervio hasta la medula de los huesos.  Traspasa todo su ser por completo.  Viene el momento supremo de la prueba.  El alma ya no busca ayuda en ninguna parte, se encierra en si misma y pierde de vista todo y es como si aceptara este tormento de rechazo.  Es un momento que no sé definir.  Es la agonía del alma.  Cuando ese momento empezó a acercarse a mí por primera vez, fui liberada de él en virtud de la santa obediencia.  La Maestra de novicias al verme se asustó y me mandó a confesarme; pero el confesor no me entendió, no experimenté siquiera una sombra de alivia.  Oh Jesús, danos sacerdotes con experiencia.
Cuando dije que experimentaba en mi alma tormentos del infierno, me contestó que él estaba tranquilo por mi alma, porque veía en mi alma una gran gracia de Dios.  Sin embargo yo no comprendí nada de eso y ni un pequeño rayo de luz penetro en [mi] alma.

100  Ahora ya empiezo a sentir la falta de las fuerzas fisicas y ya no llego a cumplir las
Tareas.  Ya no puedo ocultar los sufrimientos: aunque no digo ni una palabra de lo que sufro, no obstante el dolor que se refleja en mi rostro, me delata y la Superiora ha dicho que las hermanas vienen a ella y le dicen que cuando me ven en la capilla, sienten compasión por mi, tan espantoso es el aspecto que tengo.  Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, el alma no es capaz de ocultar este sufrimiento.

101    Jesus, solo Tu sabes como el alma gime en estos tormentos, sumergida en la oscuridad, y con todo eso tiene hambre y sed de Dios, como los labios quemados [tienen sed] del agua.  Muere y aridece; muere de una muerte sin morir, es decir no puede morir.  Sus esfuerzos son nada; esta bajo una mano poderosa.  (48)  Ahora su alma pasa bajo el poder del Justo.  Cesan todas las tentaciones externas, calla todo lo que la rodea, como un moribundo, pierde la percepción de lo que tiene alrededor, toda su alma esta recogida bajo el poder del justo y tres veces santo Dios.  Rechazada por la eternidad.  Este es el momento supremo y solamente Dios puede someter un alma a tal prueba, porque sólo Él sabe que el alma es capaz de soportarla.  Cuando el alma ha sido compenetrada totalmente por este fuego infernal, cae en la desesperación.  Mi alma experimentó este momento cuando estaba sola en la celda.  Cuando el alma comenzo a hundirse en la desesperación, senti que esstaba llegando mi agonia, entonces cogi un pequeño crucifijo y lo estreché fuertemente en la mano; senti que mi cuerpo iba a separarse del alma y aunque deseaba ir a las Superioras, no tenia ya las fuerzas fisicas, pronuncie las ultimas palabras, confio en Tu misericordia, y me parecio que había impulsado a Dios a una ira aun mayor, y me hundi en la desesperacin, y solamente de vez en cuando de mi alma irrumpia un gemido doloroso, un gemido sin consuelo.  El alma en la agonia.  Y me parecia que ya me quedaria en ese estado, porque no habria salido de él con mis propias fuerzas.   Cada recuerdo de Dios es un mar indescriptible de tormentos, y sin embargo hay algo en el alma que anhela fervientemente a Dios, pero a ella le parece que es solamente para que sufra mas.  El recuerdo del amor con el que Dios la rodeaba antes, es para ella un tormento nuevo.  Su mirada la traspasa por completo y todo ha sido quemado por ella en su alma.

102      Despues de un largo momento, al entrar en la celda una de las hermanas me encontró casi muerta.  Se asustó y fue a la Maestra que en virtud de la santa obediencia me ordenó levantarme del suelo y en seguida senti las fuerzas fisicas, y me levanté del suelo temblando toda.  La Maestra se dio cuenta inmediatamente del estado de mi alma, me habló de la inconcebible misericordia de Dios y dijo:  No se preocupe por nada, hermana, se lo ordeno en virtud de la santa obediencia.  Y continuó:  Ahora veo que Dios la llama a una gran santidad, el Señor la desea tener cerca de sí, permitiendo estas cosas, tan pronto.  Sea fiel a Dios, hermana, porque esto es una señal de que la quiere tener en lo alto del cielo.  Pero yo no entendí nada de estas palabras.

103       (49) Al entrar en la capilla, senti como si todo se hubiera alejado de mi alma; como si yo hubiera salido recientemente de la mano de Dios, senti que mi alma era intangible, que yo eera una niña pequeña.  De repente vi interiormente al Señor quien me dijo:  No tengas miedo, hija Mia, Yo estoy contigo.   En aquel mismo momento desaparecieron todas las tinieblas y los tormentos, los sentidos [fueron] inundados de una alegría inconcebible, las facultades del alma coladas de luz.

104      Quiero decir también que, aunque mi alma ya estaba bajo los rayos de su amor, no obstante, las huellas del suplicio soportado quedaron en mi cuerpo dos días más.  El rostro pálido como de una muerta y los ojos inyectados de sangre.  Solo Jesús sabe lo que sufrí.  Comparado con la realidad, es pálido lo que he escrito.  No sé expresarlo, me parece que he vuelto del mas allá.  Siento aversión a todo lo que esta creado.  Me abrazo al Corazón de Dios, como el niño recién nacido al pecho de su madre.  Miro todo con ojos distintos.  Estoy consciente de lo que el Señor ha hecho en mi alma con una palabra; de esto vivo.  El recuerdo del martirio sufrido me da escalofríos.  No hubiera creído que es posible sufrir tanto si yo mismo no lo hubiera pasado.  Es un sufrimiento totalmente espiritual.

105      Sin embargo, en todos estos sufrimientos y combates no abandoné la Santa Comunión.  Cuando me pareció que no debía recibirla, entonces iba a ver a la Maestra y le decía que no podía ir a la Santa Comunión, que me parecía que no debía recibirla.  Sin embargo ella no me permitía abandonar la Santa Comunión; y yo iba a recibirla, y me daba cuenta de que solo la obediencia me había salvado.  La Maestra misma me dijo después que “estas experiencias habían pasado pronto solamente porque usted, hermana, fue obediente.  [Fue por] el poder de la obediencia que usted pasó tan valientemente [la prueba].”  Es verdad que el Señor mismo me liberó de este suplicio, pero la fidelidad a la obediencia le agradó.

Aunque estas cosas son espantosas, no obstante ningún alma debería asustarse demasiado, porque Dios nunca da por encima de lo que podemos soportar.  Y por otra parte, quizás nunca nos dé a nosotros suplicios semejantes, y lo escribo porque si el

106      Señor quiere llevar un alma a través de (50) tales sufrimientos, que no tenga miedo, sino que sea fiel a Dios en todo lo que depende de ella.  Dios no hará daño al alma, porque es el Amor Mismo y por este amor inconcebible la llamó a la existencia.  Pero cuando yo me encontraba angustiada, no lo comprendía.

107      Oh Dios mío, he conocido que no soy de esta tierra, el Señor me lo ha inculcado en mi alma, [en] alto grado.  Estoy presente más en el cielo que en la tierra, aunque no descuido en nada mis deberes.

108      En esos momentos no tenía al director espiritual y no conocía ninguna dirección.  Rogaba al Señor, pero no me daba ningún director.  Jesús Mismo es mi Maestro desde la niñez hasta ahora.  Me ha conducido a través de todas las selvas y todos los peligros; veo claramente que solamente Dios pudo llevarme por un peligro tan grande sin ningún daño ni perjuicio y mi alma quedó intacta y vencía siempre todas las dificultades que eran inimaginables.  Salía […] [70].  Sin embargo el Señor me dio el director, pero más tarde.

109      Después de esos sufrimientos el alma se encuentra en gran pureza de espíritu y en una gran cercanía con Dios, aunque tengo que decir que durante los tormentos espirituales, ella está cerca de Dios, pero está ciega.  La mirada de su alma está envuelta en tinieblas y Dios está mas cerca de esta alma sufriente, pero todo el secreto está precisamente en que ella no lo sabe.  No sólo afirma que dios la ha abandonado, sino que dice ser el objeto de su odio.  ¡Qué enfermedad tan grave de la vista del alma que deslumbrada por la luz de Dios, afirma que Él está ausente, mientras es tan fuerte que la ciega!.  Sin embargo, conocí después que Dios está más cerca de ella en aquellos momentos que en cualquier otra circunstancia, ya que con la ayuda normal de la gracia no podría superar las pruebas.  La omnipotencia de Dios y una gracia extraordinaria operan aquí, porque al no ser así, sucumbiría bajo el primer golpe.


110      Oh Divino Maestro, esto [es] solamente Tú obra en mi alma.  Tú, oh Señor, no temes poner al alma al borde de un abismo terrible, donde ella se asusta y tiene miedo y Tú vuelves a llamarla.  Estos son Tus misterios inconcebibles.

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