Faustina a los 18 años
1931, 22 de febrero
47
Al anochecer, estando en mi
celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con
la otra tocaba la túnica sobre el pecho.
De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno
rojo y otro pálido. En silencio,
atentamente miraba al Señor, mi alma estaba llena del temor, pero también de
una gran alegría. Después de un momento,
Jesús me dijo: Pinta una imagen según el modelo que vez, y firma*: Jesús, en Ti
confío. Deseo que esta imagen sea
venerada primero en su capilla y [luego] en el mundo entero.
48
Prometo que el alma que venera esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la
victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo Mismo la defenderé como Mi gloria.
49
Cuando
le dije al confesor [48] recibí como respuesta que eso se refería a mi
alma. Me dijo: Pinta la imagen de Dios en tu alma. Cuando salí del confesionario, oí nuevamente
estas palabras: Mi imagen está en tu alma. Deseo
que haya una Fiesta de la Misericordia.
Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel, sea bendecida con
solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo
deber ser la Fiesta de la Misericordia.
50
+ Deseo que los sacerdotes
proclamen esta gran misericordia que tengo a las almas pecadoras. Que el pecador no tenga miedo de acercase a
Mi. Me queman las llamas de la
misericordia, deseo derramarlas sobre las almas humanas.
Jesús se quejó conmigo con estas palabras: La
desconfianza de las almas desgarra Mis entrañas. Aún mas Me duele la desconfianza de las almas
elegidas; a pesar de Mi amor inagotable no confían en Mí. Ni siquiera Mi muerte ha sido suficiente para
ellas. ¡Ay de las almas que abusen de
ella!
51
(19) Cuando dije a la Madre Superiora [49] lo que
Dios me pedía, me contestó que Jesús debía explicarlo más claramente a través
de alguna señal.
Cuando pedí al Señor Jesús alguna señal como prueba de que
verdaderamente Él era Dios y Señor mío y de que de Él venían estas peticiones,
entonces dentro de mí oí esta voz: Lo haré conocer a las Superioras a través
de las gracias que concederé por medio de esta imagen.
52
Cuando quise liberarme de estas
inspiraciones, Dios me dijo que en el día del juicio exigiría de mí un gran
número de almas.
Una vez, cansadísima por las múltiples dificultades que tenia por el
hecho de que Jesús me hablaba y exigía que fuese pintada la imagen, decidí firmemente,
antes de los votos perpetuos, pedir al Padre Andrasz [50] que me dispensara de
estas inspiraciones interiores y de la obligación de pintar la imagen. Al escuchar la confesión, el Padre Andrasz me
dio la siguiente respuesta: No la dispenso de nada, hermana y no le está
permitido sustraerse a estas inspiraciones interiores, sino que debe decir todo
al confesor, eso es necesario, absolutamente necesario, porque de lo contrario
se desviará a pesar de estas grandes gracias del Señor. De momento usted se confiesa conmigo, pero ha
de saber que debe tener un confesor permanente, es decir un director
espiritual.
53 Me
afligí muchísimo. Pensaba poder
liberarme de todo y había pasado todo lo
Contrario: una orden clara de seguir las demandas de
Jesús. Y otra vez el
tormento de no tener
al confesor permanente. Si durante algún
tiempo me confieso
[con alguno], no
puedo descubrir mi alma delante de él en cuanto a las gracias; es
la causa de un dolor
inexpresable. Le pido a Jesús que
conceda estas gracias a otra
persona, porque yo
no sé aprovecharlas y solamente las malgasto.
Jesús, ten
compasión de mi, no
me encomiendes cosas tan grandes, ves que soy un puñado de
polvo inútil. Sin embargo, la bondad de Jesús no tiene
límites, me prometió una
ayuda visible en la
tierra y [la] recibí poco después (20) en Vilna. En el Padre
Sopocko reconocí esa
ayuda de Dios. Le había conocido en una
visión interior
Antes de llegar a
Vilna. Un día lo vi. en nuestra capilla
entre el altar y el
confesionario. De repente en mi alma oí una voz: He
aquí la ayuda visible para
ti en
la tierra. Él te ayudará cumplir Mi
voluntad en la tierra.
54 + Un día cansada de esas incertidumbres, pregunte a Jesús: Jesús, ¿eres Tú mi
Dios o eres un fantasma? Las Superioras me dicen que existen ilusiones
y toda
Clase de
fantasmas. Si eres mi Señor, Te pido,
bendíceme. De repente, Jesús hizo
Una gran señal de la
cruz encima de mi, y yo me santigüé.
Cuando pedí perdón a
Jesús por haberle
hecho esa pregunta, Jesús contesto que con esta pregunta no le
Causé ningún disgusto
y el Señor me dijo que mi confianza la agradaba mucho.
55 1933.+
Consejos espirituales que me dio el Padre Andrasz, S.J.
Primero: Hermana, usted no debe evitar
estas inspiraciones interiores, sino que
Debe decir siempre
todo al confesor. Si usted reconoce que
estas inspiraciones
Interiores atañen, es
decir son provechosas para su alma o para otras almas, sígalas
y no las descuide,
sino que consúltelas siempre con su confesor.
Segundo: Si estas inspiraciones no concuerdan con la
fe y con el espíritu de la
Iglesia, se deben
rechazar inmediatamente, porque vienen del espíritu maligno.
Tercero: Si estas inspiraciones no se refieren a las
almas en general, ni a su bien en
Particular, no se
preocupe mucho por ellas, hermana, y no les haga caso en
Absoluto.
No obstante, no
decida por sí sola en esta materia, en este sentido o en otro, porque
Puede desviarse a
pesar de estas grandes gracias del Señor.
Humildad, humildad y
Siempre humildad
porque por nosotros mismos no podemos hacer nada. Todo
esto es solamente la
gracia de Dios.
Me dice que Dios
exige mucha confianza de las almas, pues sea la primera en
Mostrar esa
confianza. Una palabra más: Acepte todo esto con serenidad.
(21) Las palabras de
uno de los confesores [51]: Hermana,
Dios está preparándole
muchas gracias
especiales, pero procure que su vida sea pura como las lagrimas
delante del Señor
sin hacer caso a lo que puedan pensar de usted.
Que le baste
Dios, Solo Él.
Al final del
noviciado el confesor [52] me dijo estas palabras: Camine por la vida
Haciendo el bien
para que yo pueda escribir en las páginas de su vida: Vivió
Haciendo el bien;
que Dios realice esto en usted, hermana.
En otra oportunidad el confesor me dijo: Pórtese delante del Señor
como la viuda
Del Evangelio que puso en la alcancía una monedita de poco valor;
pero para
Dios, ésta pesó mas que las grandes ofrendas de los demás.
El otro día recibí esta enseñanza:
Procure que quien trate con usted, se aleje feliz.
Difunda a su alrededor la fragancia de la felicidad porque de Dios
ha recibido
mucho y por eso sea generosa con los demás. Que todos puedan alejarse de usted
felices aunque hayan apenas rozado el borde de su túnica [53]. Recuerde bien las
palabras que le estoy diciendo ahora.
Otra vez me dijo estas palabras:
Permita que el Señor empuje la barca de su vida
a la profundidad insondable de la vida interior.
Algunas palabras del coloquio
con la Madre Maestra al final del noviciado:
Que su alma, hermana, se distinga particularmente por la sencillez y la
humildad. Camine por la vida como una
niña, siempre confiada, siempre llena de sencillez y humildad, contenta de
todo, feliz de todo. Allí donde otras
almas se asusten usted, hermana, pasa tranquilamente gracias a la sencillez y
la humildad. Recuerde para toda la vida
que como las aguas descienden de las montañas a los valles, las gracias del
Señor descienden sólo sobre las almas humildes.
56 Oh Dios mió, entiendo bien que exiges de
mi la infancia espiritual, porque me la
Pides continuamente
a través de Tus representantes.
(22)
Los sufrimientos y contrariedades
al inicio de la vida religiosa me habían
Asustado, me habían quitado el valor. Por eso rogaba continuamente que Jesús me
hiciera más fuerte y me concediera el vigor de su Santo Espíritu para poder
cumplir en todo su santa voluntad ya que desde el comienzo conocía y conozco mi
debilidad. Sé bien lo que soy por mi
misma, porque Jesús descubrió a los ojos de mi alma todo el abismo de mi
miseria y por lo tanto me doy cuenta perfectamente que todo lo que hay de bueno
en mi alma es sólo su santa gracia. El
conocimiento de mi miseria me permite conocer al mismo tiempo el abismo de Tu
misericordia. En mi vida interior, con
un ojo miro hacia el abismo de miseria y de bajeza que soy yo, y con el otro
hacia el abismo de Tu misericordia, oh Dios.
57 Oh, mi Jesús, Tu eres la vida
de mi vida, Tu sabes bien que lo único que deseo es la gloria de Tu nombre y
que las almas conozcan Tu bondad. ¿Por
qué las almas Te evitan, oh Jesús?, no lo entiendo. Oh si pudiera dividir mi corazón en
partículas mínimas y ofrecerte, oh Jesús, cada partícula como un corazón entero
para compensarte, aunque parcialmente, por los corazones que no Te aman. Te amo, Jesús, con cada gota de mi sangre y
la derramaría voluntariamente por Ti para darte la prueba de mi amor sincero. Oh Dios, cuanto más Te conozco tanto menos Te
puedo entender, pero esa incapacidad de comprenderte me permite conocer lo
grande que eres, oh Dios. Y esa
incapacidad de comprenderte incendia mi corazón hacia Ti como una nueva llama,
oh Señor. Desde el momento en que
permitiste, oh Jesús, sumergir la mirada de mi alma en Ti, descanso y no deseo
nada más. He encontrado mi destino en el
momento en que mi alma se sumergió en Ti, en el único objeto de mi amor. Todo es nada en comparación Contigo. Los sufrimientos, las contrariedades, las
humillaciones, los fracasos, las sospechas que enfrento, son espinas que
incendian mi amor hacia Ti, Jesús.
Locos e irrealizables son mis anhelos. Deseo ocultarte que estoy sufriendo. No quiero ser recompensada jamás por (23) mis
esfuerzos y mis buenas obras. Oh Jesús,
Tu Mismo eres mi recompensa. Tu me
bastas, oh Tesoro de mi corazón. Deseo
compartir los sufrimientos del prójimo, esconder mis sufrimientos en mi corazón
no solo ante el prójimo, sino también ante Ti, oh Jesús.
El sufrimiento es una gran gracia.
A través del sufrimiento el alma se hace semejante al Salvador, el amor
se cristaliza en el sufrimiento. Cuanto
más grande es el sufrimiento, tanto mas puro se hace el amor.
58 + Una noche vino a visitarme
una de nuestras hermanas que había muerto hacia dos meses antes. Era una de las hermanas del primer coro. La vi en un estado terrible. Toda en llamas, la cara dolorosamente
torcida. [La visión] duró un breve
instante y desapareció. Un escalofrió
traspasó mi alma y aunque no sabia donde sufría, en el purgatorio o en el
infierno, no obstante redoblé mis plegarias por ella. La noche siguiente vino de nuevo, pero la vi.
en un estado aun más espantoso, entre llamas mas terribles, en su cara se
notaba la desesperación. Me sorprendí
mucho que después de las plegarias que había ofrecido por ella la vi. en un
estado más espantoso y pregunté: ¿No te han ayudado nada mis rezos? Me contestó que no le ayudaron nada mis rezos
y que no le iban a ayudar. Pregunté: ¿Y
las oraciones que toda la Congregación ofreció por ti, tampoco te han
ayudado? Me contestó que nada. Aquellas oraciones fueron en provecho de
otras almas. Y le dije: Si mis plegarias
no te ayudan nada, hermana, te ruego que no vengas a verme. Y desapareció inmediatamente. Sin embargo yo no dejé de rezar. Después de algún tiempo volvió a visitarme de
noche, pero en un estado distinto. No estaba
entre llamas como antes y su rostro era radiante, los ojos brillaban de alegría
y me dijo que yo tenia el amor verdadero al prójimo, que muchas almas se
aprovecharon de mis plegarias y me animó a no dejar de [interceder] por las
almas que sufrían en el purgatorio y me dijo que ella no iba a permanecer ya
por mucho tiempo en el purgatorio. ¡Los
juicios de Dios son verdaderamente misteriosos!
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